sábado, 18 de junio de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 7. Pérgamo, 2ª Parte.

Una vez visitados todos los recuerdos de la mítica Pérgamo que guarda la actual Bérgama, nos disponemos a “asaltar” la colina fundacional de la ciudad y descubrir sus tesoros. Pero antes vamos a proseguir con el relato de la historia de la ciudad que, como se recordará de la anterior entrada, interrumpimos en siglo II d.C., en pleno esplendor de la gran urbe grecorromana.

Foto 1.- Plano del yacimiento de Pérgamo desde la Acrópolis a la parte baja de la colina fundacional.

El siglo III es el del comienzo de la decadencia de Pérgamo al igual que lo fuera para la inmensa mayoría de las ciudades del Imperio romano. En el año 262 resulta sacudida por un fuerte terremoto que daña gravemente sus estructuras, incluidas las defensivas, lo que es aprovechado, casi acto seguido, por los invasores godos que acechaban la costa de Asia Menor para saquear la ciudad. 

Foto 2.- Ruinas del Heroon de Pérgamo.

A principios del siglo V d.C. la gran mayoría la población de la ciudad se concentra en la llanura aneja a la colina, habiendo sido abandonada la práctica totalidad de la ladera meridional de la colina fundacional. Por su parte la acrópolis, aunque poco poblada, ha logrado conservar su carácter de centro del gobierno de la ciudad y solar de sus más preciados edificios. De hecho incluso ha sido dotada de fortificaciones mejoradas hacia el año 270 d.C., en prevención de un segundo ataque godo que afortunadamente no se produciría. Esto cambiará a raíz del triunfo definitivo del cristianismo y la que es una de sus más impactantes consecuencias: el abandono cuando no la destrucción de todos los edificios relacionados con el culto a los antiguos dioses. Dejaron así de ser mantenidos gran parte de los edificios monumentales de la acrópolis pergamena, lo que no tardaría en llevarla a su abandono parcial y subsiguiente expolio; incluso el Asclepion perdió rápidamente popularidad y quedó desierto. 

Foto 3.- Edificio rectangular contiguo a la entrada a la acrópolis.

viernes, 3 de junio de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 7. Pérgamo, 1ª Parte.

Bérgama es una típica ciudad de provincias turca, con tráfico denso, calles tirando a estrechas y edificios que raramente superan las tres alturas. Ocupa el lugar donde se alzaban los edificios de la Pérgamo tardorromana y bizantina temprana, al pie de la gran colina montañosa donde fuera fundada la ciudad griega. En la actualidad no queda de dichos edificios más que algunos restos aislados, poco sugerentes (foto 1).

 Foto 1.- Restos de un edificio romano, de mampostería hormigonada, localizados en el interior de la Bérgama moderna.

La ciudad es atravesada de norte a sur por una calle razonablemente ancha, en la cual se concentran la gran mayoría de los comercios, restaurantes y bancos. Muy probablemente se trate también de la calle principal de la Pérgamo tardorromana, concluyendo en los primeros escarpes de la colina fundacional. En el mapa de la figura 1 podemos ver la distribución de las diferentes áreas de asentamiento a lo largo de las épocas.

Figura 1.- Distribución cronológica de los asentamientos de la ciudad de Pérgamo.

En un momento dado vemos un cartel que envía a las ruinas del Asclepion, al oeste del área urbanizada. Hacia allá nos dirigimos, llegando apenas una decena de minutos después tras un breve discurrir por estrechas calles flanqueadas por bloques de pisos de humilde aspecto.

Foto 2.- La vía Tecta. En primer plano, vemos una tumba romana de buena factura.

martes, 17 de mayo de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 6. Assos.

El sol brilla alegre sobre la tranquila superficie del mar Egeo: apenas rizada por una suave brisa en esta mañana del sexto día de viaje. A lo lejos, destacándose en el luminoso horizonte, se alza la gran mole de la isla de Lesbos (Foto 1). Una apacible calma anida en este rincón de la costa meridional de la Tróade, envolviéndonos a medida que conducimos, carretera arriba, en demanda de las ruinas de la antigua ciudad de Assos (Aso en castellano).

Foto 1.- La costa del Mar Egeo con la isla de Lesbos al fondo, sobresaliendo entre la bruma.

Aunque las ruinas greco-romanas se diferencian claramente de las calles y casas de la actual Berhamkale, ocupando emplazamientos anejos pero distintos, lo cierto es que en sentido estricto se trata de una única ciudad toda vez que Assos nunca se ha despoblado, siendo la villa turca la continuadora natural de la ciudad clásica sólo que con otro nombre, a su vez procedente de aquél por el que fuera conocida en época tardo-bizantina: Makhram. Se puede, pues, afirmar que Assos, fundada en siglo X a.C. por colonos eolios procedentes de la cercana isla de Lesbos, es uno de los asentamientos más longevos de Asia Menor con casi tres mil años de historia a sus espaldas.

Foto 2.- El teatro de Assos.

Assos fue construida en la ladera meridional de una elevada colina pétrea erguida a gran altura sobre uno de los pocos puertos naturales de cierta calidad existentes en todo el sector de la costa de la Tróade que se asoma al golfo de Adramyttium. Esto la confería una importante capacidad defensiva al tiempo que un elevado valor estratégico-comercial, ventajas éstas que explican la gran prosperidad del asentamiento durante los periodos arcaico, clásico y helenístico de la civilización griega.

Foto 3.- Restos de una calle enlosada junto al teatro de Assos.

sábado, 30 de abril de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 5, 3ª Parte. Alexandria Troas.

Nuestra siguiente visita, la última del día, se encuentra a unos 10 kms al noroeste de Neandria, inmediata ya a las aguas del Egeo, en el tramo de costa que se halla frente a la isla de Tenedos. Se trata de las ruinas de la ciudad de Alexandria Troas (Alejandría de Tróade en castellano), cuya existencia ya apuntamos en la entrada anterior. En la figura 1 podemos ver un plano del lugar que pretendíamos explorar. Aunque fue trazado en 1822 no está nada desactualizado.

Figura 1.- Plano del yacimiento de Eksi Stambul, la antigua Alexandria Troas, trazado en 1822.

La costa del Egeo en este rincón de la Tróade es ondulada y verde, con frecuentes masas de arbolado flanqueando la estrecha carretera local que conduce hasta los pequeños pueblecitos costeros. Dicha vía debe ser heredera de la calzada antigua que comunicaba la zona toda vez que su trazado atraviesa las ruinas de Alexandria Troas del mismo modo que en la antigüedad lo haría por las bulliciosas calles de la ciudad.

Los orígenes de Alexandria Troas se remonta a un asentamiento de colonos eolios llamado Sigeia (siglo V a.C.) del que nada se sabe más allá de este nombre, citado por el geógrafo Estrabón. El motivo de la elección del emplazamiento no es difícil de hipotetizar: en aquella época (hoy en día no) la línea de costa ofrecía un buen puerto en ese punto, con la ventaja añadida de su proximidad a esa encrucijada comercial de primer orden que, para los pueblos de habla griega, suponía el acceso occidental al Helesponto.

Foto 1.- Ruinas de una antigua fuente romana en el extremo NE del yacimiento.

domingo, 17 de abril de 2016

Un paseo por la gliptoteca y el museo estatal de antigüedades de Múnich.

Múnich es la capital del estado alemán de Baviera, la tercera ciudad más populosa del país germano y uno de sus principales centros industriales y económicos. Así mismo es una ciudad culta y elegante donde no faltan hermosos despliegues arquitectónicos y museos de alto nivel. Uno de estos museos es la Gliptoteca, donde se conserva una nutrida colección de esculturas clásicas desde el periodo griego arcaico al bajo imperio romano. Otro es el museo estatal de Antigüedades donde destaca una valiosa colección de arte etrusco.

La gliptoteca es probablemente el museo más célebre de la ciudad a nivel internacional. Fue fundado por el monarca bávaro Luis (Ludwig) I (1786 – 1868), en sus tiempos de príncipe heredero, a fin de alojar en ella la colección de escultura clásica que estaba reuniendo (foto 1). Y es que no en vano el vocablo Gliptoteca es un neologismo procedente de la unión de dos palabras griegas: el verbo “glyphein” –esculpir—y el sustantivo “theke”: deposito. Se podría interpretar, pues, la palabra Gliptoteca como “depósito de esculturas”. 


Foto 1.- Galería de la Gliptoteca muniquesa.

Llevado por un profundo amor a la antigüedad clásica, Luis I ordenó el levantamiento de un conjunto edilicio en estilo clásico greco-romano en la Konigsplatz muniquesa. Uno de los edificios sería destinado a albergar su colección de esculturas (la gliptoteca), otro haría las veces de museo de antigüedades y el tercero, de tipo ornamental, era una representación del propileo de Atenas en su mejor época clásica.

miércoles, 6 de abril de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 5, 2ª parte. Neandria.

Avanzamos hacia el suroeste por el corazón de las sierras y valles de la antigua Tróade, no lejos del mar, allá donde hace muchos siglos se alzaran la práctica totalidad de sus ciudades. Hoy en día, sin embargo, la costa occidental de la Tróade está significativamente menos poblada que el interior, donde, según el mapa del GPS, hay un par de pueblos grandes.

Foto 1.- Panorámica visible desde el emplazamiento de Neandria con el mar Egeo al fondo.

A partir de un cierto punto la carretera abandona el valle y empieza a ascender por las laderas del monte Çığrı (520 mts de altura). Así transcurre un buen rato hasta que llegamos a la diminuta localidad de Kayacik Köyü: situada al pie de los potentes roquedales graníticos que conforman la cumbre del citado monte. En una esquina de la pequeña placita del pueblo hay un cartel indicando la dirección que debemos tomar para enfilar la senda que conduce, monte arriba, hasta el solar de la antigua Neandria. Dado que a partir de ese punto los caminos están en bastante mal estado, decidimos no arriesgar la integridad del auto y continuar a pie. Alrededor de 2 kms llenos de piedras y baches nos separan de nuestro destino. 2 kilómetros que se convierten en 4 dado que en una bifurcación equivocamos el camino y nos vamos por donde no es. Por fortuna advertimos el error antes de haber andado demasiado gracias a que al alcanzar el coronamiento de cierta meseta rocosa se divisan a lo lejos, muy arriba, las ruinas de la muralla de la ciudad antigua, evidenciándose, a la vista de la posición relativa de aquéllas respecto a nosotros, que habíamos confundido el sendero.

Foto 2.- Puerta entre torres de acceso a Neandria.

sábado, 26 de marzo de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 5, 1ª parte. Troya


CANTO IV 

[Asamblea de los dioses en el Olimpo]

Los dioses entretanto una asamblea
celebraban sentados cabe Zeus
sobre áureo pavimento, y entre ellos
la augusta Hebe néctar escanciaba;
y ellos unos a otros con sus copas
de oro se saludaban con un brindis,
mirando a la ciudad de los troyanos. […]

[…]"Desventurada, ¿cómo pues, tan grandes
males te infieren Príamo y los hijos
de Príamo, que con ardor anhelas
devastar Ilio, ciudad bien fundada?
Si tú misma, entrando por sus puertas
y por sus altos muros,
a devorar llogaras todos crudos,
a Príamo y de Príamo a los hijos,
y a los demás troyanos,
entonces por entero
tu cólera curaras. […]

[…]Porque de las ciudades
que bajo el sol y el estrellado cielo
vienen siendo vivienda
de los hombres que viven en la tierra,
de ellas sobremanera érame cara
de todo corazón la Ilio sagrada,
como lo eran Príamo y el pueblo
de Príamo el lancero distinguido […]”.

Dejamos Çanakkale bajo un cielo soleado que invita a seguir conociendo los secretos de Asia Menor. Conducimos rumbo al sur, penetrando en el interior de la antigua región llamada Tróade (figura 1), coincidente con la península costera en que concluye Misia (región ésta a la que perteneciera históricamente la anterior). El corónimo Tróade nos resulta harto sugerente toda vez que deriva de Troya: la mítica ciudad de la Antigüedad cuyo asedio y conquista por los griegos fue narrada por Homero en su celebérrima Iliada. Iliada a su vez proviene del griego Ilios (Ilión en castellano, Ilium en latín), nombre por el que también era conocida la ciudad de Troya. Dicho todo esto nos parece un deber, casi una obligación, dedicar la primera visita del día al yacimiento arqueológico de Truva, a la sazón el nombre turco de la legendaria ciudad de Aquiles, Héctor, Ulises y demás paladines homéricos.

Figura 1.- Mapa de la antigua Tróade (Troas)

El paisaje de la Tróade es verde y ondulado. No hay grandes sierras pero tampoco abunda especialmente la tierra llana. El verdor lo cubre todo, lo mismo en forma de cultivos que de espesos bosques mediterráneos. Se nota que es una tierra lluviosa y fértil, lo que explica el desarrollo en la zona de civilizaciones complejas, de tipo urbano, en épocas tan remotas como el tercer milenio antes de Cristo. Hoy en día, sin embargo, la Tróade está poco poblada (algo más el área del Helesponto, sobre todo Çanakkale), acentuándose esta condición a medida que nos acercamos a la costa del Egeo, lo cual contrasta con los tiempos antiguos, cuando sucediera exactamente lo contrario. Las carreteras por las que circulamos son de una entidad proporcional al número de habitantes, esto es secundarias e incómodas de transitar con la excepción de la vía que lleva al yacimiento de Troya: más ancha y cuidada por razones turísticas.

Figura 2.- Plano del yacimiento arqueológico de Troya.

El yacimiento de Troya, localizado en la denominada colina de Hissarlik, es uno de los más famosos de Turquía, quizá el que más después de Éfeso, y se nota claramente que atrae mucho turismo. No resulta de extrañar, pues, que a diferencia de la mayoría de lugares arqueológicos turcos, éste esté organizado de una forma mucho más a la “europea”, esto es con vallas, pasarelas, “por aquí no, por allí tampoco”, tienda de souvenirs, grandes aparcamientos para autobuses, etc. No es de lo peor que nos hemos encontrado en coartamiento de la libertad de movimientos del visitante (ni mucho menos) pero aún así la cosa pierde bastante encanto. Las ruinas en verdad son bonitas e interesantes de ver pero si lo que se busca es percibir en ellas la magia de los tiempos pretéritos mucho me temo que se saldrá decepcionado. A día de hoy el lugar está ya demasiado alterado y explotado, habiendo perdido la mayor parte de la atmósfera épica que a buen seguro un día poseyera. En fin, qué se le va a hacer…

Foto 1.- La muralla de Troya I.

martes, 15 de marzo de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 4, 2ª parte. Priapos.

Concluida la visita a Cízico, dejamos la península de Kapu Dagh y retornamos a las vastas extensiones turcas. Una vez en la autopista, conducimos en dirección a la localidad costera de Çanakkale, al pie del Helesponto. 200 kilómetros de costa del Mármara separan de ella. La carretera es buena y se consumen los kilómetros rápidamente, siempre hacia poniente. En un momento dado, como a mitad de camino o algo menos, aparece un cartel que envía hacia las ruinas de Priapos. Aún queda algo de luz. Calculamos que podemos llegar justo antes de que anochezca, justitos pero llegamos.


Foto 1.- La hermosa bahía de Karabiga, vista desde las inmediaciones de la ciudad antigua de Priapos, a la luz del atardecer. Foto cedida por El prisma de Lara.
El yacimiento se halla a unos veinte kilómetros por carreteras secundarias, junto a la pequeña localidad pesquera de Karabiga, en el interior de una ancha bahía con hermosas vistas (foto 1). Los últimos rayos de sol se están posando sobre los desvencijados muros cuando por fin los alcanzamos, tiñéndolos de un intenso tono anaranjado. Dichos muros pertenecen a una muralla urbana jalonada de torres cuadradas que, aunque hoy en día se halla bastante maltrecha, antaño tuvo que ser realmente poderosa a juzgar por la gran envergadura de las torres (foto 2) y el enorme espesor de los lienzos de mampostería (fotos 3 y 4). Recorremos una parte del perímetro de muralla, la que más a mano nos pilla. Tenemos entendido que existen restos de estructuras habitacionales en el interior del yacimiento pero la noche se nos está echando encima y ya no da tiempo a más. Ha sido una visita relámpago aunque no por ello menos interesante.

Foto 2.- Ruinas de un torreón perteneciente a la muralla tardo-bizantina de Pegai/Priapos.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 4. Cízico.

Nubles blancas cubren el cielo de la península de Kapu Dagh al amanecer del cuarto día. Un viento fresco sopla desde el Mármara, rizando ligeramente la superficie del agua. El puerto de Ernek se halla tranquilo, sus muelles vacíos, los pesqueros amarrados a puerto. No se divisan apenas buques navegando. Sólo el graznido de las gaviotas rompe el suave murmullo del mar. Posteriormente nos enteramos que esta quietud es propia de los meses invernales en Erdek, contrastando vivamente con el bullicio y la hiperactividad de los estivales, cuando la ciudad se llena de veraneantes y hay un trasiego continuo de embarcaciones. Por lo visto Erdek es un destino turístico de cierta importancia a nivel regional, razón por la que dispone de una oferta hotelera considerable: mucho mayor, desde luego, de lo que correspondería en condiciones normales a una localidad de su más bien reducido tamaño. 

Desayunamos en un local que nos recomienda (y al cual nos conduce) el encargado del hotel donde hemos pasado la noche. Aunque comemos bien, nos arrean una minuta nada económica, rondando los estándares europeos. Carísimo para Turquía, donde lo normal es comer por la mitad, al cambio, que en España. El restaurante tampoco es nada del otro mundo, por lo que sin duda alguna nos han debido aplicar una suerte de tarifa “especial” para turistas despistados, mucho más cara que la de sus paisanos turcos. Está claro que el del hotel se debe llevar una comisión por cada turista extranjero que es conducido hasta ese restaurante… en fin, tampoco es ninguna tragedia.

Fig. 1.- Plano del istmo de la península de Kapu Dagh, con la localización de las ruinas de Cízico. Año 1901.

jueves, 18 de febrero de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 3. Apollonia ad Rhyndacum.

Hace muy buen día en Bursa aunque ha amanecido con algo de niebla. La habitación donde hemos dormido es moderna de diseño aunque poseyendo ciertos detalles llamativos como una esterilla, una especie de rosario de plástico y una brújula (para determinar la dirección de la Meca). Será el único alojamiento de nuestro viaje donde veamos esos objetos a disposición del creyente musulmán. Y es que no sólo Bursa sino, en general, la región por donde nos estamos moviendo parece bastante tradicional, con gran número de mujeres veladas (muchísimas más desde luego que en la costa del Egeo) y ausencia casi total de turismo foráneo.

Bursa es la antigua Prusia ad Olympum, fundada en época helenística y fue relativamente importante en la antigüedad. En la actualidad carece de vestigios de su pasado clásico más allá de algunos fragmentos de muralla romano-bizantina bastante alterados, si bien sí que posee numerosos edificios de época otomana temprana ya que no en vano fue la capital del sultanato otomano hasta la conquista de Constantinopla en 1453. Dado que nosotros priorizamos la exploración del pasado clásico de la zona y que además se trata de una gran ciudad donde resulta complicado moverse en coche, decidimos abandonar Bursa y dirigirnos hacia el oeste, camino de la pequeña localidad de Gölyazi. Resulta muy fácil llegar hasta allí: no más de tres cuartos de hora por una carretera en buen estado (la E881) así como convenientemente señalizada. De hecho lo que más nos cuesta es salir de Bursa debido a que al dichoso GPS no se le ha ocurrido un camino mejor que atravesando una gran área hospitalaria próxima al hotel, llena de stops, pasos de cebra, ambulancias, enfermeros llevando a personas en silla de ruedas y demás. Curioso (o no) destacar que el ambiente coincide totalmente con el que se podría encontrar en un área hospitalaria española; hasta los bares de la zona, cuyo principal negocio es atender al personal del área hospitalaria y a los familiares de los pacientes, están contagiados del mismo aire de impersonal funcionalidad que se observa en sus homólogos hispanos.


Figura 1.- Plano de Apollonia ad Rhyndacum. Por S. Aybek y A.K. Öz (2004)

Gölyazi se encuentra en una pequeña isleta inmediata a la costa septentrional del lago Ulubat, Apolloniatis de los textos latinos y griegos. Su nombre antiguo es Apollonia ad Rhyndacum (castellano: Apolonia del Rindacos). Apollonia por Apolo, el dios griego de la luz, la música, las artes, la verdad y la sabiduría. La ciudad de Apolo la podríamos llamar, empleándose el acusativo latino ad Rhyndacum para diferenciarla de las demás Apolonias del mundo antiguo, en este caso recurriendo a su proximidad a la desembocadura del río Rindacos en el lago Apoloniatis. Acabamos de salir de Bitinia y penetrado, aunque muy poco, en otra de las antiguas regiones en que se dividía el Asia Menor clásica: Misia. El paisaje que nos rodea resulta francamente bonito: verde,  ligeramente ondulado, pobladas las colinas de olivares no muy espesos y de vegetación de marisma las zonas llanas contiguas a las aguas del lago. Hay muchas barquitas de pescadores en el lago: de madera, modestas y no muy modernas, la mayoría sin motor fueraborda. De hecho el nombre turco de Gölyazi se puede traducir como “la Pescadora”, habiendo sido la pesca, junto con la producción de aceite de oliva, el motor tradicional de la economía local. 

El Lago Apoloniatis a la luz del atardecer. Foto cedida por El prisma de Lara.

sábado, 6 de febrero de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 2. Nicea.

Iznik-Nicea amanece bajo un cielo plomizo que amenaza lluvia. El gris de las nubes se contagia a las aguas del lago Ascania, cuya superficie rizada por pequeñas olas genera un rumor sordo y agradable. Este lago, hoy en día también llamado Iznik, aparece mencionado con relativa frecuencia en las crónicas antiguas. Ciertamente es muy grande y majestuoso. Su horizonte se extiende ininterrumpido hacia el oeste sin que se pueda divisar tierra, al norte y al sur sí se divisa la línea de costa pero a muy cumplida distancia. Sobre sus aguas revolotean grandes bandadas de aves. Realmente se asemeja a un océano en miniatura (foto 1). Desde luego resulta comprensible que este accidente natural no haya pasado nunca desapercibido.

Foto 1.- Vista del lago Ascania, actualmente conocido como lago Iznik.

Junto al hotel donde nos hemos alojado, muy cercano al lago, se alzan las ruinas de un par de torres de la muralla romana de Nicea y del paredón que las unía (foto 2). En el pasado se alzaba por aquí una de las puertas de la muralla –así lo recuerda un cartel—, de la cual no quedan hoy en día más que unos pocos sillares in situ. 

Foto 2.- Ruinas de la muralla romana en las inmediaciones de la puerta septentrional del recinto. Destacar la torre cuadrada al fondo.

viernes, 29 de enero de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 1. Nicomedia.

Amanece en la orilla oriental del Bósforo. Hemos pernoctado en un hotel muy próximo al aeropuerto internacional Sabiha Gokcen, situado en la orilla asiática de la gran ciudad de Estambul, no muy lejos de su extremo oriental. Este aeropuerto viene muy bien para lanzarse a recorrer Asia Menor sin tener que pasar la dura prueba de atravesar, volante en mano, una urbe famosa por su densísimo tráfico, capaz de exasperar al más bravo de los conductores.

Conducimos rumbo sureste en una mañana sólo moderamente luminosa debido a la capa de nubes blancas que cubre el cielo. A la izquierda de la moderna autovía (E80) que enlaza la capital turca, Ankara, con la mayor ciudad del país –Estambul— se alza una sucesión de sierras cubiertas de verde que descienden hacia el mar de Mármara por un lado y hacia el mar Negro por el otro. A su derecha, muy cercanos ya al Mármara, el terreno llanea significativamente, concluyendo en abiertas ensenadas donde se concentra la población de la zona. Hoy en día es una comarca fuertemente urbanizada e industrializada cuyo paisaje no difiere especialmente del que pueda encontrarse en múltiples lugares de la rivera norte del Mediterráneo. 


Figura 1.- Estatua de Hércules.

jueves, 14 de mayo de 2015

Aeternitas Numismatics en Facebook

Hace unos días que tenemos cuenta en Facebook 

Ahí publicaremos noticias relacionadas con la historia, hallazgos arqueológicos, monedas que estén a la venta en nuestras tiendas, fotografías y enlaces a lugares que hayamos visitado recientemente y que queremos compartir con vosotros.

Como siempre, será un placer y un honor contar con vuestra visita. ¡Os esperamos también allí!


martes, 10 de febrero de 2015

INDVLGENTIA AVGG IN CARTH. Septimio Severo y África.


Una de las emisiones más populares de Septimio Severo, con lo que esto implica de óptima combinación de atractivo numismático y relativa abundancia –al menos en lo que a
Busto de Septimio Severo.
denarios se refiere--, es aquélla que lleva por reverso INDVLGENTIA AVGG IN CARTH. Vamos a dedicar esta entrada a conocerla un poco más.     

En el año 197 de nuestra Era, las legiones romanas, encabezadas por su emperador, el africano Septimio Severo, coronaban una exitosa campaña contra el imperio parto con la toma y saqueo de la capital enemiga, Ctesifonte. Merced a esta gran victoria el imperio romano recuperó el control del área mesopotámica, que había resultado muy disputada desde su primera captura por Roma, en tiempos de Trajano, ochenta años atrás.


Concluidos los combates, Septimio Severo dejaría provisionalmente a un lado la armadura y se enfrascaría en una extensa labor administrativa destinada a reorganizar todo el oriente romano, lo que por supuesto incluía encuadrar la nueva provincia mesopotámica dentro de este marco político-económico. Transcurrieron así cuatro largos años al término de los cuales el emperador estimó concluida su labor en Asia y decidió trasladarse a Egipto. Corrían, pues, los primeros meses del año 202 cuando Septimio Severo entrara en la gran ciudad de Alejandría: la principal ciudad del Egipto romano y segunda ciudad de la época, sólo superada por Roma en número de habitantes.
 
 Antiguo grabado decimonónico en el que aparecen las ruinas de un puente-acueducto perteneciente al sistema de traída de aguas a Cartago, cuya construcción es posible que se realizara gracias a la generosidad de Septimio Severo para con Cartago.

martes, 30 de septiembre de 2014

El Castro de Villasviejas del Tamuja y su ceca monetal (TAMUSIA).

El castro de Villasviejas del Tamuja se encuentra a unos 3 kilómetros de la localidad cacereña de Botija, pudiéndose llegar a él por una pista de tierra en buen estado. Destacar que buena parte de sus materiales y aún de sus estructuras han sido reutilizadas para la construcción de corrales para el ganado ovino propio de la zona.

 Ruinas de la muralla exterior del Castro de Villasviejas del Tamuja.

Ubicado en la superficie de una colina ancha pero de escasa altura, la suave pendiente de sus laderas no ofrece especiales ventajas desde el punto de vista de la fortificación con la única excepción de su frente occidental, bastante más agreste al discurrir por su parte inferior la delgada corriente del río Tamuja.

 Recintos inferior (exterior) y superior (interior) del castro.

lunes, 21 de julio de 2014

El recinto amurallado tardorromano de Bernardos (Segovia).

El recinto amurallado de Bernardos se ubica en la cumbre de un ancho cerro no excesivamente prominente en altura si bien dominante en relación con las demás elevaciones de los contornos. Para llegar a él hay que coger un camino que tierra que abandona el pueblo segoviano del anterior nombre en dirección norte y seguirlo siempre hacia arriba, tomando como referencia las indicaciones que conducen a una explotación de pizarras contigua al cerro en cuestión, a la sazón denominado en el pueblo con el clarificador apelativo de “Cerro del Castillo”, y aparcar el coche junto a la Ermita de la Virgen del Castillo, de moderna factura así como situada a pocos pasos del yacimiento arqueológico.

Derrumbadas en buena parte de su perímetro, si bien perfectamente visibles en todos los lados del antiguo recinto salvo en el del norte, las poderosas cortinas de pizarra están siendo parcialmente excavadas con gran éxito tanto desde el punto de vista científico como desde el cada vez más importante turístico dada la espectacularidad de las estructuras resultantes una vez desescombradas, limpiadas y consolidadas. 

Frente occidental del Cerro del Castillo, con su cerca torreada de clara tipología romana.

jueves, 15 de mayo de 2014

VOLUCE. Un recuerdo de Celtiberia.

Con este nombre se conoce a un antiguo oppidum arévaco localizado con cierta controversia a muy poca distancia de la soriana Calatañazor, en el llamado Cerro de los Castejones.

Sabemos de su existencia gracias a las menciones de dos fuentes clásicas: el itinerario de Antonino y el libro de geografía de Ptolomeo.

El cerro de los Castejones, antaño solar de la arévaca Voluce.

Es a través de Ptolomeo que conocemos su situación entre los arévacos, si bien él la nombra Veluca. Las coordenadas de la ciudad celtibérica, según el geógrafo de Alejandría, serían 11º50´ de latitud norte y 41°55´de longitud oeste, estando situada, de este a oeste, entre Tucris (localización desconocida) y Segortia –Segontia—Lanka (en las inmediaciones de Langa de Duero).

El itinerario de Antonino la incluye como Voluce en su Item ab Asturicam per Cantabria Caesaragusta, esto es la ruta entre Caesaraugusta (Zaragoza) y Astúrica Augusta (Astorga) pasando por una Cantabria que no debemos identificar con la Montaña costera. Concretamente la sitúa como sexta parada o mansio partiendo de Caesaraugusta, estando precedida hacia el este por la celebérrima Numancia –Numantia—y seguida (hacia poniente) por un asentamiento llamado Vasamam, identificable con la famosa ciudad de Uxama Argaela, cuyos restos se hallan muy cerca del actual Burgo de Osma.

Muralla principal de la antigua Voluce, en su frente oriental.

lunes, 17 de marzo de 2014

El Castillo de Moros. Quintana de la Serena (Badajoz). Un ejemplo de Castellum romano de cronología temprana.

Por el sugerente nombre de “Castillo de Moros” son conocidos los restos de un recinto amurallado localizados en un berrocal granítico muy cerca de la carretera que une las localidades pacenses de Quintana de la Serena y Valle de la Serena.

Resulta destacable su proximidad al recinto romano de época republicana (siglo I a.C.) de Hijovejo – 1, del cual no le separan en línea recta más de doscientos metros, flanqueando a la sazón uno por cada lado la citada vía. No obstante su emplazamiento es ligeramente distinto toda vez que Hijovejo – 1 se halla prácticamente en llano, aprovechando unos bolos graníticos poco relevantes, mientras que el Castillo de Moros utiliza un cerrete de escasa entidad pero considerablemente más destacado en el paisaje para ganar algo más de valor defensivo. Sea como sea, en ambos casos se trata de emplazamientos poco apropiados desde el punto de vista defensivo dada su evidente accesibilidad.

Vista general del emplazamiento del Castillo de Moros.

DESCRIPCIÓN DEL RECINTO Y SU EMPLAZAMIENTO. El estado de los restos conservados es bastante malo, al menos en lo referente a las estructuras visibles en superficie. Casi ocultos por la vegetación, apenas se aprecian algunos paramentos exteriores correspondientes a lienzos de muralla, mientras que el intradós de dichos lienzos aparece completamente soterrado. Para colmo la mayor parte del perímetro que indudablemente tuviera en el pasado esta fortificación se encuentra perdido en la actualidad, bien porque yazca sepultado bajo tierra, bien porque simplemente haya desaparecido engullido por los múltiples trabajos agrícolas y ganaderos sufridos por el emplazamiento desde entonces (entre los cuales no faltan algunos cercados próximos verificados con un material pétreo idéntico al del Castillo de Moros). Es por ello que, llegado el momento de reconstruir la traza de este recinto, es preciso dejarse guiar más por la lógica y el sentido común que por la siempre más segura evidencia arqueológica. 

Como ya se dijera anteriormente, el Castillo de Moros se yergue sobre un cerrete granítico de escasa relevancia, similar a muchos otros de la zona. Una primera vuelta alrededor del emplazamiento permite distinguir dos zonas distintas, dispuestas de forma aterrazada según un modelo innumerablemente repetido en lasa fortificaciones de la Antigüedad. Así, elevándose unos dos metros sobre la llana dehesa encontramos en primer lugar una suerte de plataforma (figura 1), con sus taludes poco pronunciados. Esta plataforma, de forma ovoidal y unas dimensiones aproximadas de 20 x 10 metros, rodea la segunda zona del cerrete, a saber un bolo granítico, quedando un espacio transitable en su coronamiento variable entre los cinco y los siete metros de ancho. No obstante dicha circunvalación no es completa, limitándose a los flancos occidental, oriental y meridional del citado bolo, cuyo flanco septentrional, privado de plataforma, se apoya directamente en el suelo de la dehesa. Por su parte, el bolo granítico puede describirse como una reducida afloración pétrea de planta aproximadamente rectangular –unos 10 X 3 metros—orientada en sentido Este-Oeste. Sin acceso sencillo desde la plataforma dada la verticalidad de sus paredes naturales, resulta evidente su carácter de acrópolis diminuta, sin duda utilizado en la antigüedad para incrementar el valor militar del recinto.

Fig. 1.- Plataforma del Castillo de Moros vista desde su sector suroriental. A la izquierda se yergue el bolo granítico.

jueves, 23 de enero de 2014

TRITIUM AUTRIGONUM. La Romanización en los confines de Hispania.

Ciudad de los autrigones (no es raro referirse a ella como Tritium Autrigonum) conocida por Plinio y las referencias del itinerario de Antonino. Se la localiza en el paraje conocido como El Alto de Rodilla, un kilómetro escaso al este de la localidad burgalesa de Monasterio de Rodilla, sobre un altozano cultivado de cereal en la actualidad.

El lugar, conocido de antiguo[1], nunca ha sido excavado aunque sí prospectado con notable éxito tanto desde el punto vista numismático como epigráfico y ceramológico. En el siglo XIX se desenterraron algunas canaletas de opus caementicium hoy desaparecidas.


ciudad autrigona de Tritium, Burgos
Vista general del emplazamiento de la ciudad autrigona de Tritium.

Parece ser que la ciudad romana fue antes un asentamiento autrigón, conquistado por los romanos en el marco de las guerras celtibericas. El registro cerámico, caracterizado por abundante presencia de terra sigillata hispánica y sudgálica, indica que la romanización de Tritium da comienzo en época de Escipión (hacia el 130 a.C.), prolongándose sin solución de continuidad hasta el siglo V d.C. en que, al parecer, se abandona sin que se vuelva a ocupar el asentamiento.

Vista área del Alto de Rodilla donde se aprecian claramente, por crecimiento diferencial del cereal cultivado, las trazas de las edificaciones de época clásica soterradas.

lunes, 23 de diciembre de 2013

La ciudad de CONSABURA (Consuegra). El paso de Roma por la Carpetania.

Los orígenes de Consabura (actual Consuegra, en Toledo) se remontan al siglo VI a. C., momento en que la arqueología detecta la presencia de un oppidum –poblado fortificado—en la cumbre del Cerro Calderico, hoy ocupado por el célebre castillo de la localidad y sus no menos afamados molinos de viento. 

Perteneciente a la etnia prerromana de los carpetanos, el asentamiento fue conquistado por las tropas romanas en algún momento situado entre el 192 a.C. –fecha de la conquista romana de Toledo por el pretor de la Ulterior M. Fulvio Nobilior—y el 182 a.C. –fecha de la conquista del oppidum de Contrebia Cárbica por el pretor de la Citerior Fulvio Flaco--, con preferencia hacia la primera de estas fechas dada la proximidad geográfica entre Toledo y Consuegra así como la ausencia de accidentes geográficos relevantes entre ambas.

Presa romana de Consuegra/Consabura. Lado de aguas arriba (embalse).

Parece ser que la Consabura carpetana no se entregó de grado a los nuevos señores de la región, toda vez que Plinio el Viejo la cita como Ciudad Estipendiaria, esto es sujeta al pago de un tributo –el stipendium—al pretor romano de la Citerior. Sea como sea, la ausencia de referencias en los textos latinos contemporáneos induce a pensar que bien la plaza se entregó sin excesiva resistencia, bien era demasiado pequeña como para representar un desafío importante a las águilas romanas, digno por tanto de reflejarse en las crónicas.

lunes, 11 de noviembre de 2013

La Presa de Alcantarilla. Un ejemplo de ingeniería romana muy poco conocido.

Los restos de la que fuera una enorme presa romana, comparable en monumentalidad a los más egregios logros de la técnica latina, se encuentran en la finca “La Alcantarilla”, de la que toma el nombre, sita a la sazón dentro del término municipal de Mazarambroz, provincia de Toledo, al sur del núcleo urbano de dicha población.

Para llegar a ella es preciso tomar el primer camino que nos encontramos a la izquierda nada más salir del pueblo en dirección a Cuerva y continuar por él durante cuatro kilómetros aproximadamente hasta llegar a un cruce de cierta entidad en comparación con los ramales que a un lado y a otro desembocan en la senda principal. Doblando entonces a la derecha, esto es abandonando dicha senda principal, conduciremos durante algo menos de un kilómetro hasta divisar la casa de labor de la finca y a su lado las imponentes ruinas que nos atañan. Al tratarse de una propiedad privada es preciso solicitar permiso en la casa para realizar la visita.

Vista del estribo izquierdo de la presa observado desde el vaso del embalse: hoy completamente seco.