Dejamos Aydin a primera hora de la mañana de un nuevo día soleado. La carretera transcurre hacia el sur, adentrándose en el interior de Caria. El paisaje a los lados es más o menos llano, algo amarillento a causa de la sequía que, al parecer, está aquejando a esta región de Turquía desde comienzos de año. A la altura de la localidad de Çine aparece un cartel que nos desvía hacia el oeste. Enseguida rodamos por la carretera que conduce a Doğanyurt (también llamada Araphisar): una pequeña aldea heredera de la que en otros tiempos fuera rica y famosa ciudad de Alabanda, cabecera de convento romano y diócesis episcopal durante el dominio bizantino. 7 kilómetros después atisbamos en la lejanía las primeras evidencias de yacimiento clásico (restos de paredones argamasados con mortero romano). La visita está a punto de comenzar de manera que vamos a repasar un poco la historia de Alabanda antes de poner el pie en tierra y echar a andar…
Foto 1.- Necrópolis oriental de Alabanda. Marcas de sepulcros.
Aunque se han realizado algunas excavaciones en el yacimiento, lo cierto es que la historia de Alabanda no se conoce demasiado bien debido a la sorprendente escasez de inscripciones localizadas. Ya en 1841, Charles Fellows, el primer explorador occidental del yacimiento, destacó esta pobreza epigráfica la cual, lamentablemente, ha sido confirmada por las sucesivas intervenciones arqueológicas. Debemos, pues, apoyarnos en la información proporcionada por las fuentes escritas completementada con la obtenida del análisis de los edificios exhumados, el material mueble relacionado con éstos (cerámica, monedas, etc) y, por supuesto, los diferentes registros estratigráficos.