Marco Aurelio, el emperador filósofo, fallece el 17 de marzo del 180 un mes antes de cumplir su sexta década. Finalizaban así veinte años de reinado caracterizado por una continua sucesión de problemas tanto internos (graves epidemias) como externos (intentos de invasión por parte de los bárbaros germánicos) que a buen seguro contribuirían a agriar su carácter ya de por sí tendente al pesimismo como buen estoico que era.
A diferencia de sus predecesores inmediatos en el cargo, que habían escogido a su sucesor de entre los más meritorios de sus súbditos, Marco Aurelio prefirió transmitir la púrpura a su hijo Cómodo a pesar de que, ya por aquel entonces, era de dominio público tanto su escasa inclinación por el estudio de las artes políticas como la excesiva afición que demostraba hacia todo lo relacionado con los juegos gladiatorios y venatorios. Comenzaría así la larga decadencia del imperio romano, el cual nunca llegaría a alcanzar, ni aún en los momentos más brillantes de los siglos posteriores, siquiera una fracción del esplendor vivido durante el reinado de “los cinco emperadores buenos”.
Pero si bien la entronización de Cómodo supuso un tan desagradable como agudo cambio a peor a ojos de la cúpula dirigente del imperio allá en Roma, en la lejana Caesarea de Capadocia el asunto debió vivirse de un modo mucho más indiferente, continuando, al menos de momento, mientras la economía aguantaba, la vida del mismo modo que durante el reinado de Marco Aurelio. Esta afirmación es fácil de confirmar en las emisiones numismáticas de la ciudad a nombre de Cómodo, similares a las de su antecesor. Así, los didracmas continúan exhibiendo, entre otros reversos menos frecuentes, la célebre representación del monte Argeo. Lo que sí que llama la atención es el relativo arcaismo de estos didracmas, volviendo a modelos de reinados anteriores a Marco Aurelio con leyenda de reverso larga (Consulado – Pater Patriae), distinción clara entre Erciyes mayor y menor, piedra sagrada de menor tamaño así como menos centrada y, en general, un arte bastante más oriental y por ende más esquemático que el de las monedas de Marco Aurelio o Lucio Vero. Esto parece indicar un relevo general en el personal de la casa de moneda caesarense por motivos que ignoramos aunque bien pudiera ser relacionados con el cambio de rumbo en la política romana impuesto por el polémico emperador Cómodo. Concretando aún más, parece claro que los nuevos artesanos debían ser personal local que imprimirían a sus cuños un marcado estilo oriental ausente en las monedas de Marco Aurelio y Lucio Vero, de un estilo muy occidentalizado. Esta diferencia de estilos alcanza su cenit en el caso del retrato imperial: mientras que los bustos de Marco Aurelio y Lucio Vero en los didracmas caesarenses no se diferencian mucho de los que podemos encontrar en los denarios romanos, los de Cómodo se parecen francamente poco entre sí más allá de los rasgos faciales básicos. ¿Indicaría esto que el personal de la ceca durante el reinado de Marco Aurelio era de origen occidental o al menos mixto?, tal vez sea mucho aseverar a falta de un estudio más profundo, pero lo que está claro es que el personal de época comodiana sí que debía ser mayoritariamente capadocio o al menos oriental de origen y formación artística. Las siguientes cuatro monedas corresponden a otros tantos ejemplos de didracma acuñado a nombre de Cómodo.
La ceca de Caesarea también acuñaría un abundante numerario de bronce durante el reinado de Cómodo. Se trata de unas emisiones de generoso tamaño (entre 27 y 30 mm de diámetro), de un arte bastante cuidado así como correctamente acuñadas con todo lo que ello conlleva de centraje, cospeles de tamaño y geometría adecuada, etc. Sin duda alguna nos encontramos ante unas monedas de alto o muy alto valor fiduiciario destinadas a cubrir el hueco entre los pequeños bronces de reinados anteriores y las monedas de plata. Si a esto le unimos el hecho de que los diadracmas de Cómodo son significativamente más escasos que los de su padre, Marco Aurelio, estamos en condiciones de hipotetizar una fuerte contracción en la masa de plata circulante por la región que se intentó paliar, a falta de nueva plata con la que suplir suficientemente las piezas amortizadas, vía la acuñación de grandes bronces más o menos sobrevaluados. El hecho de que dichos bronces no sólo sean grandes sino además muy bien elaborados, clara señal de un intento firme de facilitar al máximo su aceptación por el usuario final, constituye un argumento adicional a la hora de sostener la anterior hipótesis.
El reverso de estas monedas también fue diseñado con una clarísima intención de llamar la atención del usuario. Así lo indica, en efecto, la llamativa representación del Monte Argeo, símbolo por excelencia de Caesarea, en lo alto de un elaborado altar de tres piezas, trapezoidal la superior. El resultado de la composición resulta más llamativo que el del Monte Argeo a solas y, sobre todo, mucho más “imperial”, detalle éste de lo más indicado a la hora de afianzar la moneda en la mente de sus potenciales usuarios. Esta variante en la representación del monte Argeo, nunca utilizada hasta entonces, debió resultar bastante exitosa toda vez que volveremos a verla en las acuñaciones de épocas posteriores casi siempre ocupando los reversos de las monedas de mayor valor. En cuanto a la leyenda de reverso MHTPOPO KAICAPEI (existen variantes menores), traducible como METROPOLIS CAESAREA, nuevamente incide en potenciar el carácter oficial de la acuñación al anteponer la resonante palabra metrópolis, (interpretable como capital de provincia romana, en este caso Capadocia) al nombre de la ciudad. Por último, el año de reinado del emperador se indica en una breve inscripción (ET – año) dentro del altar del reverso (a veces fuera), cumpliendo así con una tradición secular en las monedas de Caesarea. El hecho de que los años que aparecen en estas monedas correspondan siempre a los últimos de reinado de Cómodo (del noveno en adelante, con primacía del decimotercero) nos permite esbozar un panorama económico para la provincia Capadocia que se ha ido deteriorando a lo largo de los años transcurridos tras la muerte de Marco Aurelio, con la subsiguiente (y harto documentada en los estudios sobre economía romana) salida de moneda de plata de los circuitos mercantiles, hasta el punto de forzar la acuñación de estas monedas en el noveno año del reinado de Cómodo y sucesivos.
Asesinado Cómodo el último día del año 192, el Imperio entra en uno de esos periodos de inestabilidad y emperadores fugaces que tanto contribuían a su debilitamiento y pérdida de prestigio tanto a nivel interno como externo. Habrían de transcurrir casi cinco años de conflictos civiles, asesinatos e intrigas hasta el advenimiento del africano Septimio Severo como dirigente único del Imperio.
Tanto los didracmas como los tridracmas concidirán en ubicar la figura del dios Sol coronando la cúspide del Argeo, simbología ésta harto tradicional en las monedas de Caesarea. Si bien son idénticos a los dracmas en el resto de sus motivos y leyendas, lo cierto es que los tridracmas suelen exhibir un nivel de calidad artística elevadísimo, a la altura de la mejor moneda imperial lo mismo romana que grecorromana, lo que los convierte en monedas muy demandadas por los coleccionistas. Las siguientes monedas (un didracma la primera, tridracmas el resto) constituyen una excelente demostración de lo anterior.
Una novedad propia de las acuñaciones de este reinado aunque respetando la simbología clásica relacionada con el monte Argeo son los tridracmas con reverso del dios Helios sentado así como apoyado en una representación reducida del citado monte. Aunque muy diferente desde un punto de vista formal, no cabe duda que simbólicamente este reverso es exactamente idéntico y transmite el mismo mensaje que el convencional de monte Argeo coronado por imagen estante del dios Helios. Las siguientes cuatro monedas, de una calidad superlativa, servirán para ilustrar este tipo monetal.
Otro aspecto de sumo interés en las acuñaciones contemporáneas de la ceca son los bronces acuñados en los primeros años del reinado de Septimio Severo con idénticas características a los comodianos de final de reinado. A pesar de su ligeramente peor acabado técnico con toda probabilidad debieron ser acuñados con el mismo fin que aquéllos –paliar la escasez de moneda de plata--, dejando de emitirse a partir del año 196 probablemente por haberse mitigado el citado desabastecimiento. El siguiente ejemplar corresponde a esta clase de bronces.
Al igual que ocurre con las acuñaciones de época de Septimio Severo en la ceca de Roma, también la ceca de Caesarea emitirá plata a nombre de los demás miembros de la familia imperial: la emperatriz Julia Domna y los jóvenes príncipes Antonino, más conocido como Caracalla, y Geta (a partir del año 197 para los dos primeros, del 205 para el tercero). En el caso de la primera, tanto dracmas como tridracmas incluirán reversos en todo aspecto idénticos a los del emperador Septimio, siendo algo menos monótonos los anversos gracias a las múltiples variantes de peinado y hasta de busto que luce la emperatriz, diversidad ésta que también se puede encontrar en sus denarios. Las siguientes monedas son ejemplos de esto, las cuatro primeras dracmas y las demás tridracmas incluyendo un ejemplar del tipo dios Helios sentado sobre representación reducida del monte Argeo y otro de la variante con figuritas de la familia imperial en la cúspide del Argeo.
En el año 198, con ocasión de la victoria definitiva de Septimio Severo sobre su rival en la lucha por el trono (Clodio Albino), Caracalla es promovido a la dignidad de Augusto lo que naturalmente habría de reflejarse en las acuñaciones a su nombre a lo largo y ancho del orbe romano.
En el caso concreto de Caesarea, la ceca de la ciudad cambiaría el busto infantil desnudo por otro aún infantil pero de rasgos más solemnes y por supuesto laureado que recuerda bastante al de los denarios contemporáneos de la ceca oriental de Laodikea ad Mare. En principio sólo acuñará dracmas con reverso propio de las monedas de Septimio Severo incluida la estrella sobre el monte Argeo. Las siguientes dos fotografías corresponden a esta emisión, del año 204 concretamente, la primera desde la emisión del 197 con busto infantil desnudo.
Posteriormente Caesarea introducirá al ya no tan niño Caracalla en su tipo de mayor valor: el tridracma, obviamente adecuando el busto a su edad tal y como se hacía en todas las cecas del mundo romano. Nuevamente los reversos serán los propios de su padre, incluyendo el tipo del dios Helios sentado y la variante de las figuritas imperiales sobre el monte Argeo. También se seguirán acuñando dracmas del tipo convencional con la estrella surmontada. Finalmente, en el decimotercer año del reinado de Septimio Severo, 205 de la era cristiana, se realiza una interesantísima a la par que escueta emisión de dracmas en cuyo anverso aparecen Septimio Severo y su hijo Caracalla mirándose frente a frente (reverso convencional de estrella surmontada). Este curioso anverso también puede encontrarse en monedas de otras cecas siendo en todos los casos bastante raro y desde luego buscado por los coleccionistas. En las siguientes fotos podemos ver: cuatro tridracmas de reverso convencional, un tridracma de reverso Helios sentado y otro con las figuritas imperiales. Resulta interesante comprobar la evolución en los bustos a medida que las emisiones se suceden y los abridores de cuño intentan reflejar fidedignamente la edad de Caracalla. A continuación dos dracmas de tipo convencional con busto algo más mayor y por último un ejemplar del tipo bustos enfrentados en anverso.
Las monedas a nombre de Geta son de todo punto idénticas a las de su hermano mayor con las lógicas diferencias de busto (que va evolucionando con el tiempo) y el hecho de sólo aparece laureado en las monedas posteriores al año 208 en que fuera nombrado Augusto por su padre. A continuación se muestran cuatro dracmas a nombre de Geta, seguidos de dos tridracmas de reverso convencional, otro más de la variante de las figuritas y un último con el tipo Helios sentado.
Caesarea también acuñará bronces bastante avanzado ya el reinado de Septimio Severo, tanto a nombre suyo como de los miembros de su familia. Como reversos se escogerán tanto el modelo básico de Monte Argeo, como el comodiano de monte sobre altar e incluso uno de nueva creación, de fuerte sabor oriental, como es el de monte Argeo flanqueado por dos canastos. En todos los casos serán monedas de módulo grande y buena factura técnica acuñadas con toda probabilidad para sustituir a los ejemplares de emisiones anteriores que iban siendo amortizados. En las siguientes fotos podemos ver cuatro de estas monedas a nombres de Septimio Severo (reverso convencional ligeramente modificado), Julia Domna, Caracalla (ambos con monte Argeo entre canastos) y Geta (reverso comodiano).
Muerto Septimio Severo en el año 211, heredan el trono imperial sus hijos Caracalla y Geta. Mas no tardará el primero en eliminar a su odiado hermano (el sentimiento, según los escritores latinos, era mutuo) y mandar borrar su nombre de todas las inscripciones a su alcance en lo que constituye un arquetípico ejemplo de damnatio memorie clásica. Daba comienzo así el reinado en solitario de Caracalla que se prolongaría hasta su muerte, asesinado, el 8 de abril de 217.
Caesarea abandonará la acuñación de dracmas durante el reinado de Caracalla, centrándose en los didracmas y tetradracmas (éstas últimas piezas, aunque de módulo y peso similares a los tridracmas severinos, suelen ser consideradas tetradracmas en los estudios especializados). Tanto unos como otros muestran el típico rostro barbado de Caracalla, de muy particular fisonomía, mirando a derecha. En ocasiones el busto aparece radiado sin que la metrología de la pieza invite a pensar que estemos ante un tipo monetal diferente al estilo del antoniniano romano contemporáneo. En cuanto al reverso, los didracmas muestran siempre el reverso comodiano de Monte Argeo sobre altar, pudiéndose encontrar una gran diversidad de variantes del tipo básico (con guirnalda ó sin ella, altar más o menos estilizado y/o alargado, etc). Por su parte el tetradracma exhibe la variante de Monte Argeo surmontada por el dios Helios (la habitual en los tridracmas) y la leyenda griega ANTW en el centro del campo, primeras dos sílabas del nombre del emperador: ANTONINO. Las siguientes monedas corresponden a 8 ejemplares de didracma (un par de ellos radiados) y dos de tetradracma (los últimos).
Con la muerte de Caracalla y la interrupción momentánea de la dinastía de los Severos cerramos esta entrada. En la próxima conoceremos las acuñaciones de Caesarea entre el año 217 y el 244, fecha de la muerte de Gordiano III, con cuyo reinado finalizan las emisiones monetales de esta ciudad.
Con la muerte de Caracalla y la interrupción momentánea de la dinastía de los Severos cerramos esta entrada. En la próxima conoceremos las acuñaciones de Caesarea entre el año 217 y el 244, fecha de la muerte de Gordiano III, con cuyo reinado finalizan las emisiones monetales de esta ciudad.