Salimos de Milas en dirección oeste. El sol de la mañana luce alegre sobre nuestro pequeño opel alquilado. La carretera, bien conservada y mantenida, avanza pegada a las primeras estribaciones de una sierra cubierta de árboles. A nuestra izquierda se extiende un valle no muy ancho parcelado en cultivos de varias clases. No llevamos mucho tiempo conduciendo cuando a lo lejos divisamos una airosa columnata de inconfundible factura clásica que rápidamente identificamos como perteneciente al gran templo de Zeus Lepsinos. “Es ahí” comentamos: las ruinas de la antigua ciudad de Euromos, nuestro primer objetivo del día, acaban de ser localizadas. Sólo queda estacionar el auto, pagar al guarda la minuta de entrada (5 liras turcas por persona) y comenzar a explorarlas. Pero antes vamos a conocer, como de costumbre, un poco su historia…
Fotos 1.- Vista general de la gran tumba localizada en la necrópolis meridional de Euromos.