Hace
muy buen día en Bursa aunque ha amanecido con algo de niebla. La habitación
donde hemos dormido es moderna de diseño aunque poseyendo ciertos detalles
llamativos como una esterilla, una especie de rosario de plástico y una brújula
(para determinar la dirección de la Meca). Será el único alojamiento de nuestro
viaje donde veamos esos objetos a disposición del creyente musulmán. Y es que
no sólo Bursa sino, en general, la región por donde nos estamos moviendo parece
bastante tradicional, con gran número de mujeres veladas (muchísimas más desde
luego que en la costa del Egeo) y ausencia casi total de turismo foráneo.
Bursa
es la antigua Prusia ad Olympum, fundada en época helenística y fue
relativamente importante en la antigüedad. En la actualidad carece de vestigios
de su pasado clásico más allá de algunos fragmentos de muralla romano-bizantina
bastante alterados, si bien sí que posee numerosos edificios de época otomana
temprana ya que no en vano fue la capital del sultanato otomano hasta la
conquista de Constantinopla en 1453. Dado que nosotros priorizamos la
exploración del pasado clásico de la zona y que además se trata de una gran
ciudad donde resulta complicado moverse en coche, decidimos abandonar Bursa y
dirigirnos hacia el oeste, camino de la pequeña localidad de Gölyazi. Resulta
muy fácil llegar hasta allí: no más de tres cuartos de hora por una carretera
en buen estado (la E881) así como convenientemente señalizada. De hecho lo que
más nos cuesta es salir de Bursa debido a que al dichoso GPS no se le ha
ocurrido un camino mejor que atravesando una gran área hospitalaria próxima al
hotel, llena de stops, pasos de cebra, ambulancias, enfermeros llevando a
personas en silla de ruedas y demás. Curioso (o no) destacar que el ambiente
coincide totalmente con el que se podría encontrar en un área hospitalaria
española; hasta los bares de la zona, cuyo principal negocio es atender al
personal del área hospitalaria y a los familiares de los pacientes, están
contagiados del mismo aire de impersonal funcionalidad que se observa en sus
homólogos hispanos.
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Figura 1.- Plano de Apollonia ad Rhyndacum. Por S. Aybek y A.K. Öz (2004)
Gölyazi se encuentra en una pequeña isleta inmediata
a la costa septentrional del lago Ulubat, Apolloniatis
de los textos latinos y griegos. Su nombre antiguo es Apollonia ad Rhyndacum (castellano: Apolonia del Rindacos). Apollonia por Apolo, el dios griego de
la luz, la música, las artes, la verdad y la sabiduría. La ciudad de Apolo la
podríamos llamar, empleándose el acusativo latino ad Rhyndacum para diferenciarla de las demás Apolonias del mundo
antiguo, en este caso recurriendo a su proximidad a la desembocadura del río Rindacos
en el lago Apoloniatis. Acabamos de salir de Bitinia y penetrado, aunque muy
poco, en otra de las antiguas regiones en que se dividía el Asia Menor clásica:
Misia. El paisaje que nos rodea resulta francamente bonito: verde, ligeramente ondulado, pobladas las colinas de
olivares no muy espesos y de vegetación de marisma las zonas llanas contiguas a
las aguas del lago. Hay muchas barquitas de pescadores en el lago: de madera,
modestas y no muy modernas, la mayoría sin motor fueraborda. De hecho el nombre
turco de Gölyazi se puede traducir como “la Pescadora”, habiendo sido la pesca,
junto con la producción de aceite de oliva, el motor tradicional de la economía
local.
El Lago Apoloniatis a la luz del atardecer. Foto cedida por El prisma de Lara.
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