Los orígenes
de Consabura (actual Consuegra, en Toledo) se remontan al siglo VI a. C., momento en que la arqueología
detecta la presencia de un oppidum –poblado fortificado—en la cumbre del Cerro
Calderico, hoy ocupado por el célebre castillo de la localidad y sus no menos
afamados molinos de viento.
Perteneciente a la etnia
prerromana de los carpetanos, el asentamiento fue conquistado por las tropas
romanas en algún momento situado entre el 192 a.C. –fecha de la conquista
romana de Toledo por el pretor de la Ulterior M. Fulvio Nobilior—y el 182 a.C.
–fecha de la conquista del oppidum de Contrebia Cárbica por el pretor de la
Citerior Fulvio Flaco--, con preferencia hacia la primera de estas fechas dada
la proximidad geográfica entre Toledo y Consuegra así como la ausencia de
accidentes geográficos relevantes entre ambas.
Presa romana de
Consuegra/Consabura. Lado de aguas arriba (embalse).
Parece ser que la Consabura
carpetana no se entregó de grado a los nuevos señores de la región, toda vez
que Plinio el Viejo la cita como Ciudad Estipendiaria, esto es sujeta al pago
de un tributo –el stipendium—al pretor romano de la Citerior. Sea como
sea, la ausencia de referencias en los textos latinos contemporáneos induce a
pensar que bien la plaza se entregó sin excesiva resistencia, bien era
demasiado pequeña como para representar un desafío importante a las águilas
romanas, digno por tanto de reflejarse en las crónicas.