Los juegos seculares eran unas celebraciones lúdico-religiosas por las cuales se celebraba el fin de un nuevo siglo de existencia de la civilización romana. Este siglo, saeculum en latín, tenía una duración de 110 años, esto es el tiempo máximo que se estimaba podía vivir un ser humano.
El Consejo de los Quince, también conocido como los Quincedimviros, se reunió varias veces durante los primeros meses del 204 a fin de escoger los días adecuados para celebrar la séptima edición de los Juegos Seculares y definir las ceremonias gratas a los dioses que tendrían lugar antes, durante y después de aquéllos. Una vez fijados todos los procedimientos y fechas se informó a Septimio Severo quien dio el visto bueno a todo lo propuesto. Sólo entonces se comunicó al pueblo lo acordado por medio de un edicto imperial, exhortando no sólo a los habitantes de Roma sino también a las gentes foráneas a acudir a la capital del Imperio y participar en las festividades. Corrían los días finales del mes de mayo y la expectativa de unos maravillosos “ludi saeculares” llenaba de ilusión los corazones romanos siempre anhelantes de emociones fuertes.
Figura 1.- Vista general del anfiteatro Flavio, universalmente conocido como el Coliseo, representada por Giovanni Battista Piranesi en su famosa serie de grabados “Vistas de Roma”. Circa 1757.