La prefectura de Oriente fue creada a la muerte de Constantino el Grande y entregada al segundo de los hijos de éste, Constancio II. Era la más grande de las cuatro y también la más rica pues no en vano albergaba provincias como Asia o Egipto: de lejos las más prósperas y desarrolladas del Imperio. También contaba con una sólida guarnición legionaria concentraba principalmente en la frontera con el imperio sasánida más una legión en Egipto. Ahora bien, eran tropas consideradas, en promedio, de peor calidad que las danubianas, britanas o renanias, motivo por el que Constantino II prefirió retener para sí la prefectura de las Galias en lugar de tomar la de Oriente.
Sus dominios se extendían por Europa, Asia y África. En Europa poseía la diócesis de Tracia, en el confín oriental de la península balcánica. Asomada al estrecho del Bósforo se alzaba la gran ciudad de Constantinopla, capital de la diócesis y de la prefectura. El Egipto romano, con capital en Alejandría, constituía la parte africana de la prefectura. Por su parte los territorios asiáticos se dividían en dos grandes regiones: la península de Anatolia, en aquel entonces llamada Asia Menor, subdividida a su vez en las diócesis de Asia (capital en Éfeso) y del Ponto (capital en Nicomedia), y el próximo oriente mediterráneo, incluida aquí la alta Mesopotamia, con capital en Antioquía.
Foto 1.- Las inmortales murallas de Constantinopla, erigidas en tiempos de Teodosio II.