Amanece
en la orilla oriental del Bósforo. Hemos pernoctado en un hotel muy próximo al
aeropuerto internacional Sabiha Gokcen, situado en la orilla asiática de la
gran ciudad de Estambul, no muy lejos de su extremo oriental. Este aeropuerto
viene muy bien para lanzarse a recorrer Asia Menor sin tener que pasar la dura
prueba de atravesar, volante en mano, una urbe famosa por su densísimo tráfico,
capaz de exasperar al más bravo de los conductores.
Conducimos
rumbo sureste en una mañana sólo moderamente luminosa debido a la capa de nubes
blancas que cubre el cielo. A la izquierda de la moderna autovía (E80) que
enlaza la capital turca, Ankara, con la mayor ciudad del país –Estambul— se
alza una sucesión de sierras cubiertas de verde que descienden hacia el mar de
Mármara por un lado y hacia el mar Negro por el otro. A su derecha, muy
cercanos ya al Mármara, el terreno llanea significativamente, concluyendo en
abiertas ensenadas donde se concentra la población de la zona. Hoy en día es
una comarca fuertemente urbanizada e industrializada cuyo paisaje no difiere
especialmente del que pueda encontrarse en múltiples lugares de la rivera norte
del Mediterráneo.
Figura 1.- Estatua de Hércules. |