Nuestro siguiente destino es la localidad de Karpuzlu, veinte kilómetros al oeste de Alabanda, esto es bastante cerca. El trayecto resulta, no obstante, un poco accidentado toda vez que buena parte del terreno entre ambos lugares es abrupto y la carretera estrecha. Pero bueno, el caso es que media hora después nos encontramos aparcando el coche en una pequeña plazoleta en el centro urbano de un pueblo humilde, poco desarrollado, al cual desde luego todavía no ha llegado la relativa modernidad que se observa en la costa turca del Egeo.
Foto 1 (arriba).- Terraza sostenida con paramento de sillería de época helenística. Foto 2 (abajo).- Vista general del Mercado de Alinda.
Karpuzlu es la heredera de una antigua ciudad caria llamada Alinda. Sus ruinas se localizan en la cumbre de la colina que se alza a poniente del pueblo. De hecho las casas modernas llegan casi hasta las primeras estructuras antiguas. Aunque Alinda nunca ha sido excavada (su necrópolis sí que ha recibido alguna intervención arqueológica) lo cierto es que sus vestigios están bastante bien conservados, mereciendo el calificativo de monumentales en algunos puntos. Nos apetece, pues, visitarlos, de manera que, tras aprovisionarnos de agua en una pequeña tienda, tiramos por la primera calle que parece encaminarse hacia arriba. No es del todo sencillo orientarse en el laberinto de callejas, flanqueadas por casas de dos ó tres pisos, algunas en ruinas. Que la dirección es correcta salta a la vista pues no es rara la presencia de elementos clásicos reutilizados en las paredes de dichas casas, mas al final decidimos preguntar a un chico joven, con la buena suerte de que sabe algo de inglés y nos proporciona información precisa y útil. Poco después divisamos los primeros paredones grecorromanos y unos cuantos minutos más tarde estamos bajo su sombra. Es hora, pues, de conocer la historia de Alinda antes de seguir avanzando.