La
prefectura de las Galias fue creada en el año 337 al objeto de configurar la
porción de territorio a gobernar por Constantino II, el hijo mayor de
Constantino el Grande. Se corresponde con el tercio occidental del Imperio
Romano e incluía las provincias galas (incluidas las dependencias
septentrionales fronterizas con el río Rin y los territorios bárbaros
–Germanias-), las hispanas (incluida aquí la Mauritana Tingitana en el norte de
África) y las britanas.
Fotos 1 y 2.- La famosa Porta Nigra de Tréveri. Fue construida hacia el año 180 d.C., sirviendo de acceso a la ciudad desde el norte. Posteriormente fue utilizada como iglesia (lo que explica su excelente estado de conservación) para cual se le añadió un ábside en su flanco oriental. La foto 1 corresponde a la fachada exterior del edificio, la 2 a la interior.
En
tan vasto territorio se encontraban operativas, a la muerte de Constantino I,
tres cecas monetales, las cuales proseguirían sus acuñaciones durante el
reinado de su sucesor. Estas cecas eran Tréveri, Lugdunum y Arelate las cuales
vamos a conocer un poco. Londinium, la actual Londres, cesó sus emisiones en el
año 325, razón por la cual no la incluimos en esta breve reseña.
Tréveri. Se corresponde con la actual
Trier, en el oeste de Alemania, muy cerca de la frontera con el ducado de
Luxemburgo. Fue fundada en el año 16 a.C., reinando Octavio Augusto en Roma,
con el nombre de Augusta Treverorum: traducible
por Augusta de los Tréveros, gentilicio éste último relacionado con el pueblo
céltico que dominaba la zona a la llegada de los romanos y que había sido
sometido por Julio César cuarenta años atrás.
Foto 3.- Ruinas de las termas monumentales de Tréveri erigidas a comienzos del siglo IV, reinado Constantino I. En sus buenos tiempos fueron las terceras más grandes de todo el Imperio romano.
La
nueva ciudad ganó rápidamente una gran importancia económica, política y
cultural, actuando en lo sucesivo y durante siglos como el principal foco de
romanización del tercio norte de la Galia. Desde el punto de vista
administrativo fue elevada a la condición de capital de la provincia fronteriza
de la Galia Bélgica. Su apogeo se produce en el Bajo Imperio, cuando la presión
en la frontera renana obliga a los emperadores a derivar gran cantidad de
recursos al norte de la Galia, los cuales eran distribuidos desde Tréveri. De
hecho el César Constancio Cloro situaría su capital en Tréveri, como también lo
haría su hijo Constantino I tras su proclamación en Eboracum (York).
Consecuencia de tal elección fue la construcción de majestuosos edificios en la
ciudad destinados a satisfacer las necesidades del emperador y su corte. Semejante labor edilicia cambiaría el antiguo
paisaje de la ciudad, sin duda algo provinciano, por otro mucho más sublime y
sofisticado, el cual llevaría a los contemporáneos a apodarla “la Segunda
Roma”.
Foto 4.- La Basílica. Esta antigua Aula Palatina (palacio) fue construida en el año 31o por orden de Constantino I para su propio uso. Ha sufrido bastantes destrozos y reconstrucciones a lo largo de los siglos pero siempre se ha logrado conservar su aspecto original, claramente tardorromano. En la actualidad se emplea como iglesia protestante.
Desde
el punto de vista numismático las primeras acuñaciones monetales realizadas en
Tréveri, si excusamos algunas breves acuñaciones de tipo célticorromano fechadas
en las primeras décadas del principado, datan del año 294 d.C., en los albores
de la Diarquía. Vemos, pues, que la ciudad, en su calidad de plaza fuerte
fronteriza de primer orden y como tal núcleo de concentración de tropas,
suministros, etc, es incluida desde un buen comienzo en el nuevo modelo
monetario diseñado por Diocleciano (el cual incluye tanto el empleo de una
nueva metrología como la apertura de nuevas cecas y el cierre de otras), cuya entrada
en vigor es empleada por los numismáticos para fechar el comienzo del periodo
temporal conocido como Bajo Imperio.
Foto 5.- Fachada tardorromana de la Catedral de San Pedro. Considerada la iglesia más antigua de Alemania, sus partes más antiguas (las que aparecen en la foto) se remontan al siglo IV.
La
nueva ceca acuñará los tres metales: oro, plata y bronce. Sobre todo este
último, tanto con liga de plata (follis plateados) como sin ésta. Comparando
Tréveri con el resto de cecas occidentales, comprobamos que sus acuñaciones
fueron especialmente prolíficas. Esto no debe extrañarnos dado que el principal
objetivo de las emisiones imperiales era pagar a las tropas y qué duda cabe que
en el caso concreto de Tréveri había cerca una larga frontera que sostener
repleta de legionarios.
Foto 6.- Ruinas del anfiteatro de Tréveri. Erigido hacia el año 100 d.C. en un sillarejo de muy buena calidad típico de las construcciones monumentales galas contemporáneas.
La
ceca de Tréveri acuñaría prácticamente sin interrupciones hasta el reinado de
Valentiniano III (425-455), cesando sus emisiones con ocasión del colapso
definitivo del limes renano y la subsiguiente pérdida de control de la Galia
septentrional por parte del moribundo imperio occidental. En las siguientes
fotografías (7, 8, 9, 10 y 11) podemos contemplar algunos ejemplos de monedas acuñadas
en Tréveri durante el periodo que va del 294 al 363 d.C. (fecha de
la muerte de Juliano el Apóstata, con el que concluye la dinastía
constantiniana).
Foto 7.- Follis acuñado en la primera oficina de Tréveri a nombre del César de oriente Galerio Maximiano en el bienio 302-303. Bronce con muy leve liga de plata.
Foto 8.- Follis reducido acuñado en la primera oficina de Tréveri a nombre del coemperador de la parte oriental del Imperio Licinio I. Año 316.
Foto 9.- Follis reducido acuñado en la primera oficina de Tréveri a nombre de Constantino I. Año 316. El culto al sol como divinidad máxima característica de la familia de Constantino (Constancio I Cloro era un devoto convencido) aparece claramente reflejado en el reverso de esta moneda.
Fotos 10 y 11.- Follis reducidos acuñados en Tréveri a nombre de Constantino I durante el bienio 310-311. Su interés radica en la cuidada representación del Sol (foto 10) y del dios Marte (foto 11) en los reversos. Se trata de los dioses tutelares de Constantino a los que éste se encomendaba antes de entrar en combate.
Se
conservan bastantes vestigios de la Tréveri romana en la Trier moderna. Sólo
por esto merece la pena visitar una ciudad que por otra parte resulta
francamente bonita y acogedora. En un día da tiempo para explorarla bien si se
empieza pronto. En las fotos 1, 2, 3, 4, 5 y 6 podemos conocer algunos de
estos vestigios, incluida una somera descripción en los pies de foto. El museo
arqueológico de la ciudad también es digno de mención, conservándose en sus
vitrinas, entre otras maravillas, el mayor tesoro de áureos encontrado hasta la
fecha: nada más y nada menos que 2650 piezas, muchas de ellas inéditas hasta
ese momento (figura 1).
Figura 1.- El maravilloso tesoro de áureos de Tréveri expuesto en su vitrina del museo arqueológico de la ciudad.
Arelate. Hoy en día conocida como Arlés,
en la Provenza francesa. Obtenía su prosperidad del puerto que antaño tuviera
(actualmente colmatado y fuera de uso) así como de su estratégica ubicación en
la muy transitada vía Domicia. De fundación muy antigua (siglo VI a.C.),
comenzó a ganar importancia a nivel regional a raíz de su apoyo a Julio César
durante la guerra con Pompeyo. Dado que Massalia (Marsella), el principal
emporio mercantil de la zona, había apoyado a Pompeyo, Julio César retiró a
esta ciudad sus posesiones y privilegios comerciales y se los cedió a Arelate.
Libre así de su gran competidora, Arelate monopolizaría buena parte del tráfico
comercial de la Galia Narbonense lo que la convertiría en una ciudad rica y
dinámica, capaz de construir excelentes edificios en la más pura tradición
romana.
Fotos 12 y 13.- Ruinas del teatro romano de Arelate. Las cáveas están restauradas respetando la estética de la antigüedad. Fue construido a finales del siglo I a.C., poco después de la refundación de la ciudad como colonia romana con el nombre de Colonia Ivlia Paterna Arelatensivm Sextanorvm.
Arelate
alcanzará su apogeo en el siglo IV, sobre todo durante el reinado de
Constantino I, quien gustaba de pasar largos periodos en la ciudad, en unos de
los cuales nacería allí Constantino II. Su proximidad a Italia y la entidad de
sus fortificaciones favorecerían que fuera la última ciudad importante de la
Galia en caer en poder de los invasores germánicos. De hecho, en época de
Honorio llegó a ostentar la capitalidad de la prefectura de las Galias a pesar
de su excéntrica posición en relación al territorio principal de las provincias
galas y la enorme distancia que la separaba de la frontera del Rin.
Foto 14.- El anfiteatro de Arelate con sus dos órdenes de arquerías abovedadas en muy buen estado. Obra de finales del siglo I d.C., reinando Domiciano en Roma.
Arelate mantendría su valor estratégico durante la época altomedieval, lo que redundaría en la conservación de la importancia de la ciudad, finalmente oscurecida por el progresivo colmatamiento de su puerto y el resurgir de Marsella a finales de la Edad Moderna. Hoy en día es una hermosa al tiempo que moderadamente próspera ciudad de provincias francesa, muy alejada, económicamente hablando, de la gran urbe comercial que es la Marsella actual.
Foto 15.- Sarcófagos de piedra pertenecientes a la necrópolis romana de "los Alyschamps". Fue empleada durante todo el periodo imperial romano y la Edad Media.
Bien
merece la pena visitar la actual Arlés por parte de los amantes de la Historia
Antigua. Al igual que Trier, en un día se puede recorrer la ciudad sin mayor
problema. Esto permitirá conocer las ruinas del teatro (fotos 12 y 13), el bien conservado anfiteatro (foto 14),
en cuyo interior se encuentra la plaza de toros de Arlé o la hermosa necrópolis romana (foto 15). Y si se tiene tiempo
e interés se pueden dedicar unas horas más en localizar los demás vestigios
romanos con los que cuenta la ciudad, dispersos aquí y allá (restos de murallas
-foto foto 16-, de unas termas, del foro, del acueducto –foto 17-, etc).
Foto 16.- Torreón romano de las murallas de Arelate. Obra de la segunda mitad del siglo III.
Arelate careció de ceca propia hasta el año 313 en que Constantino I la crea, sin duda alguna para proveerse de numerario con el que pagar al crecido número de funcionarios y militares que le acompañaban en sus largas estancias en la ciudad. Las plazas de la nueva ceca fueron cubiertas con el personal de la fugaz ceca italiana de Ostia, la cual había clausurado Constantino en ese mismo año. El paralelismo en los estilos de las emisiones tardías de Ostia y las tempranas de Arelate resulta, en efecto, más que evidente.
Foto 17.- Pequeño tramo del acueducto de Arelate localizado en las afueras de la actual Arlés, ya en la campiña. En primer plano podemos observar los restos de una torre acuaria.
En el año 328 la ciudad muda su nombre por el de Constantina en honor a
Constantino II, hijo primogénito del emperador tras la ejecución de Crispo en
el 326. Dicha efeméride se vio inmediatamente reflejada en las acuñaciones de
la ciudad, cuyas marcas de ceca incluyen en el sucesivo las contracciones CON,
CONS, CONST en el lugar donde antes
ponía ARL. Muerto Constantino II en el año 340, Arelate recobra su nombre
original, conservándolo hasta el 355 en que Constancio II homenajea a su
difunto padre Constantino el Grande devolviendo el nombre de Constantina a la que
fuera una de sus ciudades favoritas. En lo sucesivo las marcas de ceca siempre
se referirán a Constantina hasta el cierre definitivo de la institución durante
el reinado del emperador Juan (425-425). Las fotos 17, 18, 19 y 20 servirán
para conocer algunas monedas acuñadas en la ceca de Arelate durante el periodo
313 - 363 d.C.
Foto 17.- Centenonial acuñado en la primera oficina de Arelate a nombre de Constantino I. Resulta típica de esta ceca la representación de la puerta del campamento en el reverso con cuatro torres en lugar de las dos habituales y la inclusión de las puertas del edificio abiertas hacia afuera. Emisión del año 327.
Foto 18.- Maiorina de bronce acuñada a nombre del usurpador Magnencio en la segunda oficina de la ceca. Luce el reverso habitual del año 353: las dos victorias sosteniendo un escudo con la leyenda VOT V MVL X. Magnencio se haría con el control de la mitad occidental del Imperio tras ejecutar a Constante, el hijo menor de Constantino I. Posteriormente sería derrotado por Constancio II que quedaría así como señor de todo el Imperio.
Foto 19.- Preciosa silicua de plata acuñada en la primera oficina de Arelate a nombre de Constancio II en el periodo 355-360. Se observa la marca de ceca PCON alusiva a Constantina: nombre que, por segunda vez, recibiera la ciudad a partir del 355 en honor de Constantino I el Grande.
Foto 20.- Doble Maiorina acuñada en la primera oficina de Arelate a nombre de Juliano II el Apóstata en el periodo 360-363. Juliano intentó revalorizar el sistema monetal romano, muy afectado por la inflación. Una de sus medidas a este respecto fue la introducción de un nuevo tipo monetal: la doble maiorina, la cual era una moneda de gran tamaño (alrededor de 27 mm de diámetro), con un gran valor liberatorio y en cuyo reverso aparecía siempre un toro estante a derecha, posiblemente el Buey Apis.
Lugdunum. Es la actual Lyon, la gran
ciudad del sureste francés. Fundada en el año 43 a.C. por el legado de Julio
César, Lucio Munacio Planco, alcanzará una gran importancia, prosperidad y
riqueza durante el periodo altoimperial cumplidamente descrita en los textos
contemporáneos, hasta el punto de alzarse a la categoría de primera ciudad
–capital—de la Galia. Este esplendor empezaría a debilitarse a finales del
siglo II cuando Lugdunum se alinea en la facción de Clodio Albino, siendo
castigada por su rival, Septimio Severo, tras derrotarlo en la batalla de
Lugdunum (año 197), acaecida precisamente en los alrededores de la ciudad. Con
todo seguiría siendo durante un siglo más la ciudad más importante de la Galia y
su principal centro administrativo. Durante el bajoimperio será menos
importante que Tréveri, adonde fuera trasladada la capital de la prefectura, si
bien conservando un gran dinamismo social y económico, razón por la cual
Diocleciano decide dotarla de una ceca imperial (año 297) en la que fabricar la
nueva moneda que había de circular en sustitución del antiguo numerario.
Foto 21.- El gran teatro romano de Lugdunum. Obra del siglo II d.C, la época de mayor esplendor de la ciudad.
Las
acuñaciones de Lugdunum suelen presentar un estilo muy cuidado al tiempo que
original que las hacen bastante apreciadas por los coleccionistas. En un
principio sólo acuña follis con liga de plata y sin ella, posteriormente, en el
340, también se embarca en la acuñación de oro y plata, especialmente esta
última y no precisamente en pequeñas cantidades, razón por la que las silicuas
lugdunenses de este periodo no resultan escasas sobre todo los tipos con laurea
en el reverso. Las siguientes monedas (fotos 22, 23, 24 y 25) servirán para
ilustrar brevemente el numerario emitido en esta ceca en el periodo 313-363
d.C.
Fotos 22 y 23. Aquí podemos contemplar dos soberbios ejemplares de follis tetrárquicos acuñados en la primera oficina de Lugdunum a nombre de Galerio Maximiano y Diocleciano respectivamente. Ambos poseen una liga de plata de alrededor del 4%, conservando el de la foto 18 la mayor parte del plateado original. Acuñados entre los años 303 y 305.
Foto 24.- Follis reducido acuñado en la primera oficina de Lugdunum a nombre de Constantino I. Emisión del bienio 314-315 con liga de plata de no más del 2,5%. Muestra al dios Marte en el reverso representado como Protector (Conservatori) del Imperio.
Foto 25.- Follis temprano (apenas reducido por la inflacción) acuñado en la primera oficina de Lugdunum a nombre de Constantino I. Estas emisiones de comienzos del reinado de Constantino I son significativamente más escasas que las posteriores así como de mejor arte. Fechada en el año que va desde el otoño del 307 al verano del 308.
Foto 26.- Silicua de plata acuñada a nombre de Constancio II en el periodo 360-363. Presenta una victoria alada en reverso y la leyenda VICTORIA DD NN AVG, en la que se alaba el éxito militar del emperador Constancio.
La
ceca proseguirá sus acuñaciones durante gran parte del bajo imperio romano,
cesando en el 395, bajo soberanía de Honorio, si bien vuelve a acuñar en los
periodos 407-411 y 411-413 a fin de suministrar numerario a los usurpadores
Constantino III y Jovino respectivamente. A partir de ese momento no se vuelve
a saber nada de la ceca lugdunense lo cual evidencia la pérdida de control de
la Galia Lugdunense por parte del Imperio occidental.
Existen
pocos vestigios romanos en la ciudad de Lyon, lo cual no es nada extraño habida
cuenta el gran tamaño de la ciudad y la, en directa proporción, crecida presión
urbanística que ha debido sufrir su solar en los últimos ciento cincuenta años.
No obstante el curioso puede visitar el nada mal preservado teatro romano de la
ciudad (foto 21), localizado en la colina de la Fourviere y también los restos
de un odeón en buen estado.
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