sábado, 23 de diciembre de 2017

Elementos de Cristianización en edificios paganos. Un breve estudio.

En el año 337 muere el emperador Constantino I en la ciudad bitinia de Nicomedia. Tras de sí dejaba un Imperio netamente pagano, seguidor de las religiones tradicionales, pero en el cual los cristianos habían dejado de ser perseguidos a raíz de la proclamación del edicto de Milán (año 313). 


Foto 1 (arriba).- Cruz de época bizantina temprana bellamente tallada en el dintel de uno de los dos accesos al bouleterion de Éfeso. Foto 2 (abajo).- Cruz de fisonomía similar a la de la foto 1 tallada en uno de los sillares de la fuente de Trajano, localizada al comienzo de la calle efesia de los Suretes, también conocida como Émbolos. 

La proporción de cristianos era mucho mayor en la mitad oriental del Imperio, especialmente en los territorios asiáticos de éste. En occidente, de hecho, el cristianismo no pasaba de la condición de religión minoritaria, mientras que en oriente suponía un porcentaje nada despreciable de la población (alrededor del 20%). Esto explica que los primeros ataques cristianos contra los paganos acaecerían en esta mitad del Imperio, datando algunos de épocas bastante tempranas, todavía en vida de Constantino I.

Foto 3.- Cruz latina esculpida en un sillar de las estructuras contiguas a la puerta septentrional de Estratonicea. Siglo VI.

El acoso oficial al paganismo también se materializa en forma de decretos imperiales proscribiendo las prácticas adivinatorias, las artes mágicas y los sacrificios privados. A partir del 350, bajo el reinado de Constancio II, la presión sobre la religión tradicional se incrementa gravemente. En el 353 son prohibidos, bajo pena de muerte, los sacrificios en los templos (lo mismo realizarlos que presenciarlos devotamente), siendo en los años sucesivos desacralizados muchos de ellos por orden imperial. La talla de esculturas dedicadas a los dioses había sido prohibida décadas atrás por Constantino I. El declive del paganismo se mostraba, pues, casi imparable, sobre todo en el muy cristianizado oriente imperial.

Foto 4.- Tallas de carácter cristiano sitas en el acceso monumental contiguo a la puerta septentrional de Estratonicea. Segunda mitad del siglo V.

Superado el episodio filo-pagano protagonizado por Juliano II, el cerco sobre los seguidores de la religión tradicional fue agudizándose a medida que el número de cristianos crecía. Finalmente, el 27 de febrero del año 380 es rubricado el Edicto de Tesalónica (Código Teodosiano XVI, 1, 2) por el que se daba al cristianismo niceno la condición de religión oficial del Imperio, proscribiendo todas las demás confesiones. Inspirado y promulgado por el emperador oriental, Teodosio I, contaba con el beneplácito de los soberanos occidentales Graciano y Valentiniano II. Éste es el texto de dicho edicto:

Edicto de los emperadores Graciano, Valentiniano y Teodosio Augusto, al pueblo de la ciudad de Constantinopla.

“Queremos que todos los pueblos que son gobernados por la administración de nuestra clemencia profesen la religión que el divino apóstol Pedro dio a los romanos, que hasta hoy se ha predicado como la predicó él mismo, y que es evidente que profesan el pontífice Dámaso y el obispo de Alejandría, Pedro, hombre de santidad apostólica. Esto es, según la doctrina apostólica y la doctrina evangélica creemos en la divinidad única del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo bajo el concepto de igual majestad y de la piadosa Trinidad. Ordenamos que tengan el nombre de cristianos católicos quienes sigan esta norma, mientras que los demás los juzgamos dementes y locos sobre los que pesará la infamia de la herejía. Sus lugares de reunión no recibirán el nombre de iglesias y serán objeto, primero de la venganza divina, y después serán castigados por nuestra propia iniciativa que adoptaremos siguiendo la voluntad celestial.

Dado el tercer día de las Calendas de marzo en Tesalónica, en el quinto consulado de Graciano Augusto y primero de Teodosio Augusto.


Fotos 5 y 6.- Ejemplos del tipo de cruz más simple y básico empleado en la purificación de edificios paganos. El de la foto 5 (arriba) puede verse en las ruinas del santuario de Asclepio en Priene, el de la foto 6 (abajo) en el templo de Atenea de dicha ciudad.

Los cultos paganos, que hasta esa fecha habían sido más o menos tolerados, quedaron definitivamente fuera de ley y por ende sujetos a severo castigo por parte de las autoridades imperiales y eclesiásticas. Consecuencia directa de la entrada en vigor de este edicto fue un gran incremento de las agresiones a los lugares de culto pagano, causando en pocos años la destrucción de un ingente número de esculturas, adornos, mobiliario e incluso los mismos templos. El alcance de las devastaciones fue tal que el emperador Arcadio mandó detener y condenar la destrucción de los templos (Código Teodosiano XVI, 10, 18). La razón era que, si bien se permitía e incluso alentaba la destrucción de las esculturas de los dioses y demás elementos de culto pagano tales como los altares, por considerarlos inicuos y un mal recuerdo de pasadas supersticiones, no sucedía lo mismo con los templos propiamente dichos: a la sazón edificios de singular belleza y empaque que bien podían ser desacralizados y empleados en otros usos. La forma concreta de desacralizarlos fue fijada en el año 408 por medio de un nuevo decreto (Código Teodosiano XVI, 10, 19) en el que, tras imponer la apropiación por parte del estado de todos los edificios religiosos de origen pagano, se indicaba la necesidad de purificarlos antes de proceder a su uso. Esto había de hacerse vía la celebración de una ceremonia cristiana (una suerte de exorcismo) culminada con el trazado de una o más cruces –el principal signo de la religión cristiana—en el punto o puntos más destacados del edificio. Múltiples son las evidencias físicas de estas ceremonias de purificación, las citadas cruces naturalmente, que podemos encontrar en las ruinas de los venerables edificios de la antigüedad clásica, sobre todo en la mitad oriental del Imperio. Como es natural, la mayoría de ellas se encuentran en templos y santuarios, más no faltan tampoco en otros edificios de carácter profano si bien claramente relacionados con los usos y costumbres de la sociedad pagana. Es el caso de los gimnasios, los teatros, los bouleterion (casas del concejo) y los ninfeos. También resulta frecuente encontrarlos en las puertas de las murallas y en las estructuras monumentales anejas a éstas, probablemente al objeto de desacralizar los pedestales sobre los que se alzaban las estatuas de las divinidades protectoras de la ciudad. El presente trabajo está dedicado a conocer algunas modalidades de estas cruces así como otros elementos de cristianización adicionales que hemos ido encontrando aquí y allá, en el curso de nuestros viajes.


Fotos 7 y 8.- Variantes del tipo de cruz más básico (cruz griega simple y exenta). La de la foto 7 (arriba) adorna la puerta de Magnesia (una de las puertas de la muralla) en Éfeso. La de la foto 8 (abajo) puede contemplarse en la zona de la gran puerta monumental que daba acceso a Estratonicea por el norte.

La principal diferenciación que se observa en los elementos de cristianización es su origen: oficial ó privado. En el primer caso se observan cruces de elegante aspecto, talladas por artesanos habilidosos, con toda probabilidad remunerados al efecto. Todo indica que se trata del resultado de ceremonias de purificación llevadas a cabo de manera oficial por las autoridades políticas y eclesiásticas al cargo del edificio en cuestión. Suelen encontrarse en edificios de carácter civil que prosiguieron en uso tras la ceremonia de purificación, normalmente con idéntica función. Raramente aparecen en templos y santuarios, cuya función natural en un ambiente cristiano, esto es la de iglesia, no solía ser aceptada pues eran considerados lugares demasiado impuros, contaminados por las prácticas paganas, como para albergar de manera correcta el desarrollo de las ceremonias y sacramentos cristianos.

Foto 9.- Ejemplo de cruz griega inscrita en círculo. Santuario cario de Labraunda.

Dos buenos ejemplos de este tipo de cruz “oficial” podemos verlos en las fotos 1 y 2, el primero de ellos tallado en el dintel de uno de los accesos al interior del bouleterion de Éfeso, el segundo en uno de los sillares de la fuente monumental erigida por Trajano al comienzo de la calle de los Suretes o Émbolos, también en Éfeso. Ambos edificios son bastante anteriores al edicto de Tesalónica por lo que se debe asignar a las cruces la condición de añadido posterior. Como se puede observar presentan una factura similar, indicio de una relativa contemporaneidad. La cruz representada es latina, no griega, lo que apunta a una cronología relativamente tardía, probablemente la primera mitad del siglo VI: época bizantina temprana. Se trata de cruces destinadas no tanto a purificar los edificios como a adecuarlos al ambiente plenamente cristiano de su tiempo. 


Fotos 10 y 11.- Variantes del tipo cruz griega inscrita en círculo. La de arriba (foto 10) se encuentra en el bouleterion de Estratonicea, la de abajo (foto 11) en el templo de Apolo en Dídima.

También destacan los ejemplos de las fotos 3 y 4. En la foto 3 observamos una hermosa cruz latina, trazada con delgadas y armoniosas líneas así como inserta en el interior de un círculo. Se encuentra tallada en un sillar de modesto tamaño perteneciente a las estructuras contiguas a la puerta septentrional de la ciudad caria de Estratonicea. Es obra bizantina del siglo VI, contemporánea de la reedificación del área, la cual había sido gravemente dañada por un terremoto. Se intentó de esta manera cristianizar de forma inequívoca un espacio antiguo (había sido erigido en el siglo II d.C.), en el que se encontraban varios pedestales de estatua y un ninfeo entre otros elementos de origen pagano. Por su parte, la foto 4 exhibe dos pequeñas talladas esculpidas en la cara externa de un gran sillar prismático perteneciente al acceso monumental en que concluía el vano abovedado de la puerta septentrional de Estratonicea anteriormente mencionada. Una estructura que por su especial carácter de entrada a la ciudad debió estar adornada con abundante simbología pagana de ahí que fuera necesaria su purificación. La talla de la izquierda es una cenefa de flores de seis pétalos inscritas en círculos: símbolo de origen tardorromano que fuera empleando profusamente en las iglesias cristianas hasta la Edad Media. La de la derecha es una delicada cruz griega con puntas lobuladas. Por paralelismos ambas datan de la segunda mitad del siglo V.

Foto 12.- Ejemplo del tipo principal de cruz purificadora. Templo de Apolo en Dídima.

Vamos a centrarnos ahora en los elementos de cristianización de origen privado: de lejos los más abundantes en los edificios antiguos. La palabra “privado” es empleada aquí a modo de cajón de sastre que engloba toda la  abultada gama de intervenciones casuales, a veces por parte de individuos incontrolados, y las realizadas ex profeso por autoridades legales pero con pocos medios (sin asistencia oficial). Por lo general se trata de cruces de tamaño pequeño o mediano (menos frecuentemente) trazadas de forma tosca y precipitada sobre sillares o losas de pavimento, empleando un simple punzón o herramienta similar, por personas poco cualificadas o, si eran diestras, poco dispuestas a emplear a fondo su arte. Estas cruces purificadoras más o menos de fortuna se solían hacer también con pintura: no en vano dibujar una cruz era cosa de un simple par de líneas que cualquiera podía trazar. Como es natural estas cruces pintadas no han llegado hasta nuestros días al haberse degradado los pigmentos de la pintura.




Fotos 13, 14, 15, y 16.- Variantes del tipo principal de cruz purificadora. La de la foto 13 (cruz con anillo exterior en lugar de círculo) se encuentra en el bouleterion de Estratonicea, las de la 14 (variante con círculo central) y 16 en el templo de Apolo en Dídima, la 15 (flor en lugar de círculo) en el ágora de Priene.

El tipo más básico de cruz, que no el más utilizado, empleado con intención purificadora es una cruz griega simple, exenta, casi siempre de pequeño tamaño. Datan del siglo V, en el marco de las primeras oleadas de cristianización de los edificios de culto paganos. Los ejemplos de las fotos 5 y 6, ambos localizados en la ciudad grecorromana de Priene, servirán para ilustrar este tipo de cruz. Existen variantes de este tipo claramente más tardías, de época bizantina temprana (siglos VI-VII y aún posteriores), con cruces latinas ligeramente ornamentadas (foto 7) o cruces griegas adornadas con puntos en los cuarteles (foto 8). En este caso no se trata de elementos purificadores sino de expresión de la religiosidad cristiana predominante en la época. 

Foto 17.- Tipo especial de cruz purificadora (cruz sobre altar en el interior de un edificio) localizada en el templo de Apolo e Dídima. 

Un segundo tipo de cruz, algo más frecuente, es la cruz griega inscrita en un círculo. Suelen ser de tamaño medio. Un buen ejemplo es el de la foto 9, grabado sobre un bloque de mármol localizado en las inmediaciones de la iglesia que fuera construida a comienzos del siglo V en el interior del santuario de Labraunda, dedicado a Zeus. El objetivo purificador resulta evidente. Este tipo presenta una variante algo más elaborada en forma de cruz griega inscrita en un anillo formado por dos círculos concéntricos (foto 10) y otra en la que la cruz se encuentra inscrita en una suerte de cuadrado. Este último tipo es bastante frecuente, siempre de pequeño tamaño así como trazado con escasa precisión. En ocasiones se le observa representado varias veces en el mismo muro. De todo esto se deduce que fue usado como símbolo de purificación auxiliar, destinado a reforzar el mensaje transmitido por las cruces mayores y por ende principales. Así sucede, por ejemplo, en la cruz de la foto 11 –abajo, a la izquierda--, ubicada en la zona de acceso a la cella del templo de Apolo de Dídima (se observa la huella dejada en el enlosado por el borde de la puerta), con la clara intención de cristianizar este punto clave de acceso al lugar más sagrado del antiguo templo pagano. Tanto el tipo general como las dos variantes que acabamos de describir parecen corresponder a dataciones tempranas, en el siglo V.


Foto 18 (arriba).- Cenefa cruciforme labrada en uno de las losas del templo de Apolo en Dídima. Foto 19 (abajo).- Cruz latina con anillo superior localizada en el bouleterion de Estratonicea.

El tercer tipo de cruz es el más frecuente, figurando en todos los edificios cristianizados que hemos visitado, a veces en solitario, lo que indica que este tipo debía ser el más utilizado como elemento purificador principal. Su tamaño oscila entre mediano y grande, casi nunca pequeño, detalle éste que contribuye a sostener la afirmación anterior, pudiéndose apuntar una datación temprana, en algún momento del siglo V. Se trata de una cruz griega “compuesta” formada por la yuxtaposición de dos cruces griegas simples,  inscritas en un círculo. Las dos cruces griegas simples se encuentran dispuestas formando un ángulo de 45º entre ellas. El resultado es relativamente vistoso y desde luego fácil de conseguir pues sólo hay que dividir el círculo inicial en cuatro partes iguales (primera cruz) y luego cada cuadrante en otras dos, trazando líneas bisectrices (segunda cruz). El ejemplo de la foto 12, localizado en el área de la columnata del templo de Apolo en Dídima, servirá para ilustrar este tipo de cruz. Dado su carácter de tipo principal presenta más variantes que los tipos anteriores, siendo el tipo general el de diseño más simple. Podemos ver algunas de estas variantes en las fotos 13, 14, 15  y 16. Destacan la de la foto 15 (ágora de Priene) caracterizada por que en lugar del círculo exterior aparece una flor de cuatro pétalos y la de la foto 16 (templo de Apolo en Dídima) donde una de las líneas de la cruz vertical no tuvo que ser trazada al coincidir con la línea de juntas entre losas, contando así mismo con pequeñas cruces en el centro de cada una de las divisiones del círculo.

Foto 20.- Grandes cruces latinas de cronología tardía talladas en uno de los sillares del teatro de Estratonicea.

Aparte de estos tres tipos de cruz, habituales en la práctica totalidad de los edificios paganos cristianizados, es posible encontrar otros modelos más imaginativos exclusivos de un lugar en concreto. Es el caso del de la foto 17, localizado en el templo de Apolo en Dídima, en el que la cruz aparece situada sobre una suerte de altar en el interior de un edificio (posiblemente el propio templo cristianizado). También podemos citar la cenefa cruciforme de la foto 18, localizada también en el citado templo de Apolo (debe ser algo más tardía que el resto de elementos cristianizadores) y la alargada cruz latina con anillo superior visible en un sillar del antiguo gimnasio de la ciudad caria de Estratonicea (foto 19). Mucho más tardías son, sin duda, las grandes cruces latinas talladas en algunos sillares del hermoso teatro de esta ciudad (foto 20).


Fotos 21 y 22.- Hileras de elementos con símbolos cristianos en las posiciones centrales. Templo de Apolo en Dídima (foto 21) y ninfeo de Mileto (foto 22).

Otro elemento cristianizador bastante curioso que hemos podido observar son ciertas hileras de círculos o cuadrados con sus posiciones centrales ocupadas por símbolos cristianos tales como cruces, peces o flores. El de la foto 21 puede verse en el templo de Apolo en Dídima, el de la 22 en las ruinas del ninfeo de la otrora gran ciudad de Mileto. 

Foto 23.- Inscripción con dibujos relacionada con una posesión demoníaca. Templo de Apolo en Dídima.

Algunas referencias a exorcismos pueden encontrarse también labradas en los gastados sillares de los edificios antiguos. Estos exorcismos han de relacionarse con la identificación, propia del cristianismo tardoimperial, de los antiguos dioses con demonios que, de alguna manera, se aferraban a sus residencias (los templos paganos), siendo necesario expulsarlos de ahí. El mejor ejemplo es el de la foto 23, sito en el templo de Apolo en Dídima, donde una figura masculina armada con escudo y lanza parece enfrentarse con una especie de ave en actitud de atacarle. La leyenda PIAPH DEMONIZOMENOE hace referencia a una persona poseída por demonios (demonizomenos) pero sólo en relación a ser afligido y atormentado por éstos (esto es, no dominado en su voluntad), siendo la palabra Piapo posiblemente el nombre, mejor o peor escrito, de la persona poseída. Visto esto una posible interpretación del conjunto es que Piapo es la figura armada de la izquierda, siendo el demonio el ave que le ataca. Este ave podría tratarse de un buitre (la forma y el tamaño no lo desmienten aunque desde luego tampoco lo confirman), ave relacionada a la sazón con el culto a Apolo entre otros dioses paganos.

Foto 24.- Representación de pavos reales a la vista en el bouleterion de Estratonicea.

El concepto cristiano de la resurrección de la carne y la inmortalidad, representado por un pavo real –un claro sincretismo directamente procedente de las religiones paganas--, también fue utilizado como elemento purificador de edificios. Así figura en ciertas losas del bouleterion de Estratonicea: adornadas con las imágenes, algo toscas pero claras, de un par de estilizados pavos reales (foto 24).

Finalizaremos este artículo señalando un curioso dibujo visible en uno de los enormes sillares del templo de Atenea en Priene (foto 25). Su intención purificadora es bastante clara, no tanto su significado. Ignoramos de qué puede tratarse, la verdad.

Foto 25.- Extraño dibujo, de esquivo significado (al menos para nosotros), trazado en un sillar del templo de Atenea en Priene.

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