sábado, 29 de diciembre de 2012

Las acuñaciones de CARISSA AURELIA.

Las acuñaciones de Carissa Aurelia deben ser datadas en las décadas centrales del siglo I a.C., no mucho tiempo después en cualquier caso de la obtención del derecho latino, probablemente concedido por Julio César a la ciudad turdetana.
 
Aunque bastante abundantes en volumen, no son acuñaciones demasiado extensas en el tiempo. Tampoco son variadas toda vez que se reducen a semises y unos pocos cuadrantes (algo habitual, por otra parte, en el numerario de la zona) ilustrados con una iconografía con acusada tendencia a la repetición de motivos. Por otra parte se debe destacar que es relativamente frecuente el hallazgo de semises de Carissa reacuñados sobre monedas de otras cecas (principalmente Obulco aunque también Cástulo y Córduba) sin que halla necesariamente una concordancia completa entre el tamaño del cuño de Carissa y el del cospel de la moneda a reacuñar. Los siguientes ejemplares constituyen un buen ejemplo de esto anterior, tratándose concretamente los tres primeros de un semis de Carisa reacuñado sobre un semis de Cástulo así como un semis de Carissa sobre un semis de Obulco (águila-toro) el último.
 
 
El arte de las emisiones de Carissa suele ser bastante pobre aún en las series más cuidadas y/o ejemplares mejor conservados. Así mismo resulta inusualmente alto el número de variantes y cuños dentro de una misma emisión lo que unido a la escasa definición de los detalles así como a la relativa monotonía en los motivos empleados complica bastante el ajuste de los límites de cada serie. En cualquier caso resulta posible establecer una cronología entre las seis emisiones en que resulta factible dividir el numerario de la ciudad, datando las más antiguas tanto por su mejor arte como por su mayor peso, parámetros ambos que van declinando a medida que se avanza en las emisiones.

Un aspecto común a todas las emisiones es la presencia en el reverso del que es sin duda el icono más representativo de la ceca de Carissa: el jinete lancero con rodela (escudo redondo con umbo central), normalmente cabalgando a izquierda aunque existen variantes a derecha. Debajo de dicho jinete se ubica siempre la leyenda de ceca, ya sea en caracteres latinos normales o invertidos (esto último frecuente en las emisiones tardías). Aunque a veces se usa el nombre completo de la ciudad: CARISSA, la forma más común que observamos es CARISA. Es por este motivo que muchas veces se alude a esta ceca como Carisa en lugar de Carissa, su auténtico nombre. También se documenta la forma CARISE y las versiones abreviadas CARI y CARIS. Pasemos ahora a describir las seis emisiones conocidas, en el bien entendido que no se trata de monedas demasiado diferentes entre sí.
 
1ª Emisión.
Poseedora de un arte ciertamente bueno para lo que es habitual en esta ceca, es la que arroja un peso medio más alto (entre 6,5 y 7 gramos), motivo por el cual se le debe suponer una datación más temprana.
 
Aparte del mayor peso, su principal elemento diferenciador es la cabeza viril de anverso, siempre mirando a derecha así como laureada con ínfulas, atributo este último sin duda el más fácil de reconocer aún en los ejemplares peor conservados. En cuanto al reverso, los ejemplares más pesados exhiben al jinete con rodela mirando a izquierda sobre leyenda de ceca CARISA ó CARISE mientras que los más ligeros (algunos apenas llegan a los 5 gramos) muestran el jinete a derecha y leyenda invertida abreviada CARI, lo que nos pone tras la pista de dos series diferentes en esta primera emisión. Añadir además que otra característica propia de esta emisión como es el enorme tamaño de la rodela del jinete lancero, en ocasiones incluso desproporcionada para el tamaño del jinete tal y como se puede apreciar en el siguiente cuarteto de monedas, la primera del tipo con jinete a izquierda y las otras tres del tipo a derecha.
 
 
2ª Emisión.
Esta emisión presenta un peso medio significativamente más bajo que el de la primera (alrededor de 5,5 gramos). Resulta fácil de distinguir su motivo de anverso: una cabeza masculina a derecha cubierta con una suerte de casco labrado de aceptable estilo. El reverso presenta jinete lancero a izquierda sobre leyenda de ceca CARISSA. La rodela del jinete, aunque ciertamente grande, no alcanza en esta emisión las dimensiones propias de la primera emisión. El siguiente ejemplar nos servirá para ilustrar esta segunda emisión a la sazón la más escasa de esta ceca.
3ª Emisión.
La tercera emisión resulta de algún modo similar a la segunda: cabeza cubierta con casco si bien no existe ninguna dificultad a la hora de diferenciarlas toda vez que resulta evidente el esfuerzo de los abridores de cuño por representar una figura del tipo “cabeza galeada de Roma” propia de los denarios republicanos con los que, sin duda alguna, estaban sobradamente familiarizados los habitantes de Carissa Aurelia.
 
Esta emisión se compone de dos series: cabeza galeada a izquierda (con diferencia la más abundante) y cabeza galeada a derecha, siendo su peso medio alrededor de 5 gramos. El reverso lo ocupa en ambos casos un jinete lancero con rodela a izquierda sobre leyenda de ceca completa CARISA. El siguiente par de monedas corresponde a otros tantos ejemplares de la serie cabeza galeada a izquierda.
 

4ª Emisión.
Esta emisión, aunque no la más rara, sí que es la más deseada por los coleccionistas en tanto en cuanto el mayor interés de su iconografía de anverso: Cabeza de Hércules-Melqart con piel de león a izquierda, muy similar a los semises de la cercana Gades, en cuyas monedas se debió inspirar, con toda seguridad, esta cuarta emisión. Si a esto le sumamos un arte clasificable como bueno para lo que es habitual en las acuñaciones de Carissa, entendemos el porqué de su especial atractivo de cara al coleccionista numismático. El peso medio de esta emisión se halla por los 4,7 gramos, muy poco por debajo por tanto del de la emisión anterior. En cuanto al reverso luce el habitual jinete lancero con rodela a izquierda sobre leyenda de ceca completa CARISSA. Las tres monedas siguientes servirán para ilustrar perfectamente esta cuarta emisión.
 
 
5ª Emisión.
Resulta evidente la datación más tardía de los ejemplares correspondientes a esta quinta emisión toda vez que no sólo presentan un peso medio decididamente más bajo (alrededor de 3,9 gramos) sino que además exhiben un arte manifiestamente degenerado en comparación con cualquiera de las cuatro emisiones anteriores.
 
Esta emisión se divide en dos series: la primera y más abundante con diferencia muestra en anverso una cabeza desnuda barbada a derecha de arte ciertamente esquemático y poco realista (degenerado). Por su parte el reverso lo ocupa el icono habitual de jinete lancero con rodela a izquierda sobre leyenda de ceca modificada CARISA. Merece la pena destacar el pequeño tamaño de la rodela en comparación con las de emisiones anteriores, detalle éste que puede servir para identificar esta emisión en ejemplares mal conservados. El siguiente ejemplar pertenece a esta primera serie de la quinta emisión.
 
La segunda serie se caracteriza por su mayor tosquedad de arte así como por el hecho de llevar el jinete lancero a derecha (con rodela pequeña) y la leyenda de ceca CARISA invertida. También posee un peso medio menor de alrededor de 3,5 gramos. El anverso, por lo demás, es igual: cabeza masculina desnuda barbada de arte esquemático a derecha.
 
6ª Emisión.
Las monedas de la sexta emisión han sido tradicionalmente calificadas de cuadrantes en razón de su muy reducido peso medio: alrededor de 2,35 gramos. No obstante hoy en día se cuestiona esta afirmación, ganando peso la posibilidad de que se trate de semises muy degradados tanto en tamaño y peso como en arte: realmente se trata de las acuñaciones de Carissa más toscas con mucha diferencia. Sea como sea, lo que resulta indiscutible es su ubicación al final de la línea cronológica de la ceca de Carissa Aurelia lo que no resulta óbice para que fueran acuñadas en gran número tal y como indica su relativa abundancia en la actualidad, significativamente superior a la de las emisiones anteriores.
 
El estudio de estas monedas indica enseguida una gran abundancia de cuños con escasas diferencias entre ellos. Resulta obvio que la calidad de los cuños empleados no era mucho mejor que su estilo artístico, lo que debió ocasionar una escasa duración de cada uno y por tanto su frecuente reemplazo. En ocasiones el arte se degrada hasta extremos tales que dificultan mucho la interpretación correcta de la iconografía de la moneda más allá del tipo básico de la emisión.
Aparte de una gran profusión de cuños también se observa muy poco rigor a la hora de escoger los motivos de anverso y reverso. Así, conviven bustos masculinos a derecha con bustos a izquierda (en principio imberbes aunque su tosquedad impide estar seguros de lo que quiso representar el abridor del cuño) alternándose con jinetes cabalgando en ambas direcciones sobre leyenda CARISA o CARIS –cuando la irregularidad en el trazado de las letras no impide reconocer la inscripción--, unas veces invertida (existe una variante con solamente la letra R invertida), otras no, todo ello sin que pueda advertirse una sucesión de combinaciones repetitivas que permita afirmar con contundencia la existencia de series.
 
Las siguientes monedas representan una selección de piezas habituales de esta emisión. Las cuatro primeras exhiben un busto masculino desnudo a derecha, con el arte profundamente degenerado propio de esta emisión y jinete lancero con rodela pequeña a izquierda. Las otras tres presentan el busto de anverso a izquierda. El reverso es idéntico al de las cuatro primeras. De hecho las monedas con jinete lancero a derecha son considerablemente más raras tanto en esta emisión como en las anteriores.
 
 
 



 


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