Dedicaremos a esta entrada a las acuñaciones de la ceca de Eusebia/Caesarea acuñadas hasta el año 180 d.C. y más concretamente a las que tienen como protagonista de reverso a la sagrada montaña de Júpiter, el Mons Argaeus de las crónicas latinas, por ser sin duda alguna las más representativas de esta interesante ceca.
Al igual que apareciera en las últimas acuñaciones helenísticas de la ciudad, el monte Argeo continúa figurando en las primeras emisiones netamente romanas a nombre del emperador Tiberio. Se trata de dracmas de plata acuñados con leyenda griega de anverso: TIBERIOS KAISAR SEBASTOS (Tiberio César Augusto) y leyenda de reverso, también en lengua griega, QEOU SEBASTOU UIOS (Hijo del Divino Augusto). En el anverso aparece el busto del emperador, de un corte sumamente clásico y bien cuidado. Por su parte, el reverso exhibe una representación esquemática del monte Argeo totalmente inconfundible en tanto en cuanto se distinguen claramente el Erciyes mayor a la izquierda y el Erciyes menor a la derecha. En la parte baja del monte en su tercio central, se observa, trazada con mejor o peor pericia, una esfera punteada que a fuerza de repetirse sin apenas excepciones en las sucesivas amonedaciones a lo largo de los diferentes reinados nos pone tras la pista de alguna clase de piedra ritual intimamente relacionada con la liturgia religiosa en honor del dios Júpiter-Erciyes que debía celebrarse en alguna de las múltiples grutas que existen en sus laderas, no lejos de la escarpada cumbre, algunas de ellas comunicadas entre sí por túneles artificiales. Por su parte, coronando el monte, se observa una figura estante con cetro, globo y corona radiada, atributos propios del dios Helios aunque algunos estudiosos han preferido identificarlo con el emperador Augusto divinizado, sin duda alguna inspirados por la leyenda de reverso. Visto todo esto en conjunto, salta a la vista que la iconografía de la moneda procura recalcar en todo momento el carácter sagrado de la montaña. Los siguientes ejemplares corresponden a la moneda antes descrita.
Aparte de su evidente interés histórico, esta moneda posee un altísimo interés numismático en base al hecho de que existe la posibilidad de que sea éste y no otro el celebérrimo “tribute penny” o “denario del tributo” tan buscado por los coleccionistas de moneda romana. No en vano ésta es la única moneda, de un tamaño y material similar al denario (lo que descarta al tetradracma antioqueno), acuñada en lengua griega a nombre de Tiberio en toda la zona de oriente próximo. Como quiera que en tiempos de Cristo el dracma helenístico debió circular por la zona de Palestina muchísimo más que el denario, siendo su valor intrínseco similar, parece razonable suponer que fuera un ejemplar de esta moneda el que le enseñaran a Cristo segundos antes de su célebre “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” y no el convencional denario tiberino de la ceca de Roma con emperador en silla curul en el reverso y leyenda PONTIF MAXIM.
Tanto en el reinado del emperador Tiberio como en el de Calígula se acuñarán dracmas con leyenda latina en la ceca de Caesarea. En el caso del primero siempre compartirá la moneda con Druso, cuyo busto aparece en el reverso (detalle éste que, en principio, la descarta como “denario del Tributo”), siendo algo más modernos que los de leyenda griega. También existen dracmas a nombre de Germánico con reverso de Augusto divinizado.
Proclamado el astuto Claudio emperador del orbe romano, volverá el monte Argeo a las monedas de Caesarea de Capadocia. Sin embargo en esta ocasión habrán de ser las humildes monedas de bronce las que lleven tan distinguido reverso, prefiriéndose otros de tipo más propagandístico (léase imperial) para las de plata. En los ejemplares mejor conservados se observa una disposición iconográfica similar a la de los dracmas de Tiberio, incluyendo la figura estante en la cumbre del monte Argeo. En cuanto a la leyenda de reverso KAICAP ET H, nos indica el nombre de la ceca –Caesarea-- y el año (ET) de acuñación de la moneda H = 8, esto es octavo del reinado de Claudio (49 d.C). La siguiente fotografía muestra un ejemplar bastante deteriorado de este tipo de monedas.
La dinastía Julio-Claudia conocerá su final en la polémica persona del emperador Nerón. Al igual que en el periodo anterior las acuñaciones neronianas de Caesarea priorizarán la iconografía imperial sobre la local, reservando a esta última una emisión no muy abundante de dracmas y hemidracmas de plata con el monte Argeo en reverso y leyenda griega ET I (año primero del reinado de Nerón) así como leyenda latina de anverso: NERO CLAVD DIVI CLAVD F CAESAR AVG GERM. La representación del monte Argeo se muestra más esquemática que en las monedas predecesoras (quizá debido al menor tamaño de la moneda en el caso de los hemidracmas) desapareciendo la diferenciación entre el Erciyes mayor y el menor, característica ésta que acabará desembocando en vicio toda vez que será la tónica general a lo largo de todas las emisiones posteriores. Lo que no desaparece, por ahora, es la figura estante del dios Helios en la cumbre de la montaña sagrada. Los siguientes dos ejemplares pueden servir para ilustrar las monedas que acabamos de comentar. El primero es un dracma, los otros dos hemidracmas. Más allá del tamaño de las monedas se diferencian bastante poco.
La calidad del metal con que se acuñaran de estas monedas se mantiene bastante estable a lo largo del periodo Julio-Claudio, pudiendo cifrarse en un 70% de plata fina y un 30% de otros metales, predominando el cobre. Se trata por tanto de un porcentaje ciertamente inferior al de los denarios contemporáneos, con porcentajes cercanos al 95%, lo que unido a un peso similar redunda en una moneda con valor intrínseco significativamente inferior, diferencia ésta que facilitaría su circulación a poco que sus valores fiduciarios fueran próximos tal y como coinciden la mayoría de los investigadores.
Ni Galba ni Otón ni mucho menos Vitelio lograrían asentar su autoridad en el Asia Menor romana, muy de cerca controlada por las legiones al mando del cuarto personaje en discordia: el experto general Vespasiano. Esto explica la total ausencia de acuñaciones a nombre de estos fugaces emperadores por parte de la ceca de Caesarea.
Con Vespasiano volverá la actividad acuñadora a la capital de la Capadocia. Tanto en bronce como en plata la ceca acuña moneda con el reverso del monte Argeo, demostrando que la montaña sagrada sigue ocupando un lugar principal en el alma de los capadocios. Las siguientes monedas nos muestran un ejemplo de moneda de bronce (26 milímetros de diámetro) y dos de plata: un didracma y un dracma. La iconografía es similar a la de monedas anteriores, incluida la imagen del dios Helios en la cumbre de la montaña, si bien con un arte algo más imaginativo, sobre todo en el bronce.
El breve reinado de Tito, hijo mayor de Vespasiano, nos dejará unas emisiones de bronces de módulo pequeño –18 mm—no demasiado abundantes, con el reverso del monte Argeo, esta vez coronado por una corona de laurel en lo alto de una especie de pedestal y no por el dios Helios. Veamos dos ejemplos de estas monedas:
En cuanto al menor de los Flavios, el cruel Domiciano, se reanudan las emisiones en plata y se mantienen las de bronce de bajo módulo, conservándose la corona de laurel en éstas últimas (ver fotografía siguiente), así como la figura del dios Helios en las argénteas tal y como muestra el didracma de la segunda fotografía.
El periodo de los emperadores adoptivos, que se iniciara con el bondadoso Nerva (96-98) y concluyera con Marco Aurelio, el emperador filósofo (161-180) coincide y no por casualidad con el cénit del Imperio romano a todos los niveles, habiendo sido calificado por algún autor moderno como “los 100 años más felices de la Historia de la Humanidad”. Semejante periodo de esplendor, fácil de detectar en todos los rincones del Imperio, también lo fue para Caesarea de Capadocia, algo que se refleja claramente en sus emisiones monetales: mucho más abundantes que en épocas anteriores con lo que esto implica de mayor variedad iconográfica e incluso tipológica ya que se empieza a acuñar a partir del reinado de Trajano un nuevo múltiplo argenteo como es el Tridracma.
Durante el reinado de Nerva no se acuñarán monedas con el reverso del monte Argeo, concentrándose los abridores de cuño capadocios en producir unas hermosas monedas adornadas tanto con referencias a la mitología clásica (maza de Hércules) como a la institución imperial (manos unidas en señal de Concordia –reverso típico de Nerva--, estandartes legionarios, etc). Normalizada la situación con Trajano en lo que se refiere a la definitiva consolidación política del Imperio tras las convulsiones posteriores al asesinato de Domiciano, nuevamente vuelven los tipos locales a las acuñaciones de Caesarea, entre los cuales no podía faltar el Monte Argeo. En las siguientes fotografías podemos ver dos ejemplares de didracma y un tercero de dracma.
Como podemos observar, el dracma de la última fotografía es una moneda iconográficamente similar a sus predecesoras en lo que a la montaña sagrada se refiere. De un magnífico arte, profundamente romano, la moneda imita por lo demás la tipología de los denarios contemporáneos, indicando en la leyenda de reverso DHMARC EX UPAT tanto la potestad tribunicia como el consulado del emperador (en este caso parece apreciarse al final de la leyenda una letra O luego sexto consulado). En cuanto a los dos didracmas, si bien son idénticos –como era de esperar—a los dracmas en lo que al arte se refiere, introducen una interesante variante en la esquematización del monte Argeo. En efecto, en estas monedas el abridor de cuños enfatiza su atención no tanto en la majestuosidad de la montaña sagrada, símbolo de la provincia Capadocia, sublimada por la imagen del dios Helios, como en su carácter de lugar de culto religioso. Prueba de esto último es la gruta que vemos al pie del monte en el reverso de la moneda, representada a la sazón por una suerte de arco semicircular en cuyo interior se observa, perfectamente claro y separado del resto, el objeto esférico punteado omnipresente en todas las monedas de este tipo y que ya dijéramos debe tratarse de una piedra sagrada u otro elemento capital en la liturgia del dios Jupiter-Erciyes.
La ceca proseguirá sus acuñaciones con normalidad durante el reinado de Adriano. A los dracmas y didracmas con el reverso del monte Argeo se sumarán hemidracmas de un estilo muy similar a los acuñados en tiempos de Nerón. Se trata de emisiones bastante grandes que hacen que no sean a día de hoy monedas demasiado difíciles de encontrar. Las siguientes fotografías corresponden a un hemidracma, las dos siguientes a dracmas y las cinco últimas a didracmas.
Como se puede apreciar en las unidades y múltiplos existen unas cuantas variantes del modelo básico de reverso de Monte Argeo, rompiendo con la costumbre de representar casi obligatoriamente la imagen del dios Helios coronando la cima del monte. Así aparecen ahora estrellas (unas veces tres, otras solamente una) y lunas crecientes en una clara alusión al cielo nocturno donde moraban los dioses. Tampoco deja de aparecer el dio Helios, en ocasiones flanqueado por una estrella y una luna creciente a fin de reforzar el simbolismo sagrado del conjunto. Otra característica muy interesante de estas monedas es el elevado nivel de detalle que en ocasiones alcanza la representación del monte Argeo, llegando a representar con cierta ambigüedad pero, a mi juicio, con la suficiente intención la subdivisión de la cumbre de la montaña en el Erciyes mayor y el menor. En cuanto a la leyenda de reverso UPATOC G PATHR PATR continúa con el esquema propio de los denarios contemporáneos, indicando el consulado (en este caso el tercero = G ) y la fórmula honorífica romana PATER PATRIAE (Padre de la Patria).
Mención aparte debe hacerse de los bronces (ases, dupondios y sestercios) que fueran acuñados en la ceca de Roma dentro de la célebre serie de “los Viajes de Adriano”, uno de los cuales está dedicado a la provincia de Capadocia. Como en todas las monedas de esta serie, su anverso está dedicado al emperador Adriano, siendo el reverso el lugar reservado para el nombre (CAPPADOCIA) y la alegoría de la provincia a saber: una figura femenina estante con cabeza torreada portando un estandarte en la mano izquierda y una representación idealizada del monte Argeo en la derecha. Los siguientes sestercios, de altísima calidad, constituyen sin duda unos magníficos ejemplos de las acuñaciones que acabamos de describir.
Muerto Adriano, le sucede Antonino, que fuera apodado Pío en razón de sus sobresalientes bondad y devoción, el mejor de todos los emperadores romanos a juicio de muchos historiadores modernos y pasados. Bajo su égida se vuelven a acuñar bronces en la ceca de Caesarea (probablemente los últimos bronces capadocios, de tiempos de Domiciano, ya estaban lo suficientemente deteriorados o amortizados como para aconsejar una nueva emisión de moneda fiduciaria). Se trata de piezas de módulo mediano –23 mm—con la representación clásica del monte Argaeo coronado por el dios Helios. Su leyenda de reverso, legible como KAISAREWN T PR ARGAIW en los ejemplares mejor conservados (con el año de acuñación en el exergo), resulta particularmente interesante en tanto en cuanto aparecen por primera vez unidos en su sólo texto monetal el nombre de la ciudad capadocia –Caesarea/KAISAREWN —y su célebre montaña sagrada: el Argaeus, Argaios en griego: ARGAIW. Las dos monedas siguientes corresponden a los bronces anteriormente descritos.
Muerto Adriano, le sucede Antonino, que fuera apodado Pío en razón de sus sobresalientes bondad y devoción, el mejor de todos los emperadores romanos a juicio de muchos historiadores modernos y pasados. Bajo su égida se vuelven a acuñar bronces en la ceca de Caesarea (probablemente los últimos bronces capadocios, de tiempos de Domiciano, ya estaban lo suficientemente deteriorados o amortizados como para aconsejar una nueva emisión de moneda fiduciaria). Se trata de piezas de módulo mediano –23 mm—con la representación clásica del monte Argaeo coronado por el dios Helios. Su leyenda de reverso, legible como KAISAREWN T PR ARGAIW en los ejemplares mejor conservados (con el año de acuñación en el exergo), resulta particularmente interesante en tanto en cuanto aparecen por primera vez unidos en su sólo texto monetal el nombre de la ciudad capadocia –Caesarea/KAISAREWN —y su célebre montaña sagrada: el Argaeus, Argaios en griego: ARGAIW. Las dos monedas siguientes corresponden a los bronces anteriormente descritos.
La amonedación en plata, de la cual podemos ver algunos ejemplos más abajo (dos didracmas y dos dracmas), no resultará tan interesante como la de bronce ya que se limita a continuar los modelos adrianeos si bien circunscribiéndose, con alguna escasa excepción, al binomio clásico Monte Argeo-dios Helios. Sus leyendas también son similares, indicando el consulado del emperador seguido de la fórmula PATER PATRIAE (a veces sólo el consulado como en el caso de la última moneda).
Al igual que sucediera en el reinado de Adriano también en el de Antonino se haría una emisión especial dedicada a diferentes provincias del Imperio. Si bien en el caso del primero se conmemoraban las provincias visitadas por el emperador, en el del segundo se trataba de una forma de agradecimiento a las provincias que enviaran un donativo a Antonino con motivo de su entronamiento y cuya mitad éste devolviera en un alarde de generosidad. En el caso de Capadocia se repite el modelo del bronce adrianeo, con el monte Argeo en la mano de la alegoría de la provincia. El siguiente sestercio es un ejemplo de esta bastante escasa moneda.
El reinado de Marco Aurelio, durante un tiempo en cooperación con su hermano adoptivo Lucio Vero, trae un periodo de apacible y próspera monotonía a Caesarea. Durante veinte largos años la ceca de la ciudad emite un gran número de didracmas (parece que la inflacción ha acabado por arrinconar al dracma) y varias series, más pequeñas, de tridracmas. También acuñará algo de bronce muy similar en todos los aspectos al del reinado anterior (incluyendo el nombre de la ceca y el del Monte Argeo) si bien de módulo algo menor por lo general (ejemplo a nombre de Marco Aurelio en foto siguiente).
Tanto en los didracmas de Marco Aurelio como en los de Lucio Vero se labra un único reverso: el del monte Argeo, bien en la variante clásica del dios Helios coronante, bien en la de estrella sobre la cúspide. El esquema de la montaña variará muy poco de unas emisiones a otras, pudiéndose calificar como un diseño elegante pero simple a la vez, sin distinción entre el Erciyes mayor y el menor. Como novedad se tiende a ubicar la piedra sagrada (esfera punteada) en el centro geométrico de la montaña así como a incrementar su tamaño relativo lo que hace que resalte mucho más que antes dentro del conjunto. Ni que decir tiene que ésa debió ser la intención del abridor de cuños. La leyenda de reverso también participará en la tendencia a la monotonía de estas monedas, estando las más de las veces reducida a la mención del consulado del emperador. Las siguientes monedas constituyen algunos bonitos ejemplos de didracmas a nombre de Marco Aurelio (los tres primeros) y Lucio Vero (resto).
Concluido el periodo de los emperadores adoptivos con la muerte de Marco Aurelio, daremos por terminada también esta entrada. En la próxima seguiremos conociendo las monedas de una ceca como Caesarea que aún habría de trabajar mucho más antes de su clausura definitiva.
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