jueves, 18 de febrero de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 3. Apollonia ad Rhyndacum.

Hace muy buen día en Bursa aunque ha amanecido con algo de niebla. La habitación donde hemos dormido es moderna de diseño aunque poseyendo ciertos detalles llamativos como una esterilla, una especie de rosario de plástico y una brújula (para determinar la dirección de la Meca). Será el único alojamiento de nuestro viaje donde veamos esos objetos a disposición del creyente musulmán. Y es que no sólo Bursa sino, en general, la región por donde nos estamos moviendo parece bastante tradicional, con gran número de mujeres veladas (muchísimas más desde luego que en la costa del Egeo) y ausencia casi total de turismo foráneo.

Bursa es la antigua Prusia ad Olympum, fundada en época helenística y fue relativamente importante en la antigüedad. En la actualidad carece de vestigios de su pasado clásico más allá de algunos fragmentos de muralla romano-bizantina bastante alterados, si bien sí que posee numerosos edificios de época otomana temprana ya que no en vano fue la capital del sultanato otomano hasta la conquista de Constantinopla en 1453. Dado que nosotros priorizamos la exploración del pasado clásico de la zona y que además se trata de una gran ciudad donde resulta complicado moverse en coche, decidimos abandonar Bursa y dirigirnos hacia el oeste, camino de la pequeña localidad de Gölyazi. Resulta muy fácil llegar hasta allí: no más de tres cuartos de hora por una carretera en buen estado (la E881) así como convenientemente señalizada. De hecho lo que más nos cuesta es salir de Bursa debido a que al dichoso GPS no se le ha ocurrido un camino mejor que atravesando una gran área hospitalaria próxima al hotel, llena de stops, pasos de cebra, ambulancias, enfermeros llevando a personas en silla de ruedas y demás. Curioso (o no) destacar que el ambiente coincide totalmente con el que se podría encontrar en un área hospitalaria española; hasta los bares de la zona, cuyo principal negocio es atender al personal del área hospitalaria y a los familiares de los pacientes, están contagiados del mismo aire de impersonal funcionalidad que se observa en sus homólogos hispanos.


Figura 1.- Plano de Apollonia ad Rhyndacum. Por S. Aybek y A.K. Öz (2004)

Gölyazi se encuentra en una pequeña isleta inmediata a la costa septentrional del lago Ulubat, Apolloniatis de los textos latinos y griegos. Su nombre antiguo es Apollonia ad Rhyndacum (castellano: Apolonia del Rindacos). Apollonia por Apolo, el dios griego de la luz, la música, las artes, la verdad y la sabiduría. La ciudad de Apolo la podríamos llamar, empleándose el acusativo latino ad Rhyndacum para diferenciarla de las demás Apolonias del mundo antiguo, en este caso recurriendo a su proximidad a la desembocadura del río Rindacos en el lago Apoloniatis. Acabamos de salir de Bitinia y penetrado, aunque muy poco, en otra de las antiguas regiones en que se dividía el Asia Menor clásica: Misia. El paisaje que nos rodea resulta francamente bonito: verde,  ligeramente ondulado, pobladas las colinas de olivares no muy espesos y de vegetación de marisma las zonas llanas contiguas a las aguas del lago. Hay muchas barquitas de pescadores en el lago: de madera, modestas y no muy modernas, la mayoría sin motor fueraborda. De hecho el nombre turco de Gölyazi se puede traducir como “la Pescadora”, habiendo sido la pesca, junto con la producción de aceite de oliva, el motor tradicional de la economía local. 

El Lago Apoloniatis a la luz del atardecer. Foto cedida por El prisma de Lara.

sábado, 6 de febrero de 2016

Descubriendo Asia Menor. Día 2. Nicea.

Iznik-Nicea amanece bajo un cielo plomizo que amenaza lluvia. El gris de las nubes se contagia a las aguas del lago Ascania, cuya superficie rizada por pequeñas olas genera un rumor sordo y agradable. Este lago, hoy en día también llamado Iznik, aparece mencionado con relativa frecuencia en las crónicas antiguas. Ciertamente es muy grande y majestuoso. Su horizonte se extiende ininterrumpido hacia el oeste sin que se pueda divisar tierra, al norte y al sur sí se divisa la línea de costa pero a muy cumplida distancia. Sobre sus aguas revolotean grandes bandadas de aves. Realmente se asemeja a un océano en miniatura (foto 1). Desde luego resulta comprensible que este accidente natural no haya pasado nunca desapercibido.

Foto 1.- Vista del lago Ascania, actualmente conocido como lago Iznik.

Junto al hotel donde nos hemos alojado, muy cercano al lago, se alzan las ruinas de un par de torres de la muralla romana de Nicea y del paredón que las unía (foto 2). En el pasado se alzaba por aquí una de las puertas de la muralla –así lo recuerda un cartel—, de la cual no quedan hoy en día más que unos pocos sillares in situ. 

Foto 2.- Ruinas de la muralla romana en las inmediaciones de la puerta septentrional del recinto. Destacar la torre cuadrada al fondo.